jueves, 31 de octubre de 2013

¡Feliz Halloween, Reward! 5


¡Truco o trato, buscadores!

Ha llegado el final de la fiesta de Reward y halloween también está próximo a terminar. Después de todo lo que han pasado nuestros amigos va siendo hora de que conozcamos el desenlace.

Espero que os hayáis divertido y os haya gustado leer la historia tanto como a mí me gustó escribirla y que sí ha sido así, me dejéis muchos, muchos comentarios, jajaja.

¡Feliz Halloween a todos, buscadores!

 
 

Un cementerio en la parte de atrás del jardín. Eso era algo que los chicos no estaban acostumbrados a ver (exceptuando a Matt y Nataly) a pesar de lo valientemente que se habían lanzado a atravesarlo. Lo cierto era que todos estaban ya demasiado cambiados como para pensar con su habitual racionalidad humana, incluso aquellos que seguían siendo humanos.

Seguramente, el aspecto de aquel lugar era lo más aterrador que habían visto durante toda esa noche, y eso era decir mucho.

El jardín se extendía kilómetros y kilómetros, la oscuridad de la noche lo hacía parecer infinito. Por suerte, ellos no pretendían llegar hasta el final sino hasta el cenador, y eso sólo estaba a mitad de camino. Era como un faro de luz esperanzadora en medio de las tinieblas del infierno.

El espacio que tendrían que recorrer para alcanzarlo era una vasta extensión de tierra seca, salpicada de hierbajos y piedras, sobre la cual, estaban las lapidas. Éstas resplandecían de un modo perturbador con los rayos de luna. Estaban colocadas en círculos concéntricos cada vez más grandes en torno a un gran mausoleo de mármol. Mientras que éste estaba impoluto y reluciente, las mayoría de las tumbas presentaban un aspecto descuidado y ruinoso. A este interesante panorama había que añadir una curiosa retahíla de sonidos nocturnos que servían para amenizar aún más la experiencia: búhos invisibles ululando por doquier, el desgarrador aullido del viento que levantaba el polvo sobre el suelo, las piedrecillas deslizándose por él… No era de extrañar que cuando el grupo al completo se plantó fuera de la casa y contempló este nuevo horizonte de posibilidades, Elsie no fuera la única a la que le costó echar a andar.

Se quedaron quietos, muy juntos unos de otros observando el sendero que se adentraba entre las filas de tumbas.

-Bueno ¿Qué opináis?- preguntó Tom al ver que nadie se atrevía a dar el primer paso.

-Tiene posibilidades- dijo Nate echando una mirada circular.

-¿Sabéis lo que opino yo?- Elsie hizo una pausa para cubrirse aún más con su capa roja.- Que nos vamos a arrepentir de esto durante el poco tiempo que nos queda de vida.-

-Bueno, si es poco tiempo…- murmuró el vampiro.

-¡Valor, compañeros!- les dijo Zonc.- La suerte está con nosotros esta noche.- Esa era una afirmación un tanto relativa, pero nadie quiso chafar al único optimista del grupo. El alquimista se remangó su túnica para no tropezar y echó a andar el primero.

Tom y Nataly fueron detrás, seguidos por Elsie y Jack. Matt caminaba en último lugar observándolo todo con evidente interés: las lapidas torcidas, las plantas muertas sobre la tierra, algún insecto moribundo…sin olvidar ese olor a moho y barro que flotaba por todas partes y te hacía sentir frío. La amenaza de muerte que tan presente tenían los demás, no afectaba lo mismo a un muerto viviente como él.  Nate se colocó a su lado, sonriente. Como no-muerto que era le pasaba algo parecido a lo del zombie. Además traía de serie esa facilidad innata para que todo le resbalara.

-Bueno colega ¡Un cementerio en el jardín trasero!- le dijo frotándose las manos.- Tienes que admitir que eso sí que es algo impresionante ¿O no?-

-Desde luego que lo es, pero…- Matt hizo su mueca favorita.-… no sé, todavía le falta algo para ser perfecto.-

-¡Venga ya!- El zombie se encogió de hombros y el vampiro decidió apartarse de él.

La sed que sentía seguía atormentándole y aunque no quería pensar en ello para no perder el control, ciertos pensamientos e ideas aparecían en su mente sin previo aviso.

Al girar en una lapida que tenía sobre sí la estatuilla de un cuervo lleno de telarañas, Nate se colocó entre Tom y Nataly, acercándose más a ella.

-¿Qué tal lo llevas?- le preguntó.

-Pues no está siendo la mejor noche de mi vida.-

-No, me refiero a lo de la sed…-

Nataly dio un respingo y dejó que Tom los adelantara. Entonces se pegó más a Nate y le habló en voz baja.

-¡Pues muy mal! ¿Y tú?-

-Fatal… Imagínate si estoy desesperado que cada vez que pasamos cerca de alguna tumba olisqueó  el aire para ver si es reciente.-

Nataly frunció el ceño antes de preguntar, sin saber si quería conocer la respuesta.

-¿Por qué?-

-Pues porque si es reciente, a lo mejor le queda algo de sangre…- La Glaistig abrió más los ojos, horrorizada.

-¡Cielos Nate! ¡Qué horror!-

-¿Por qué? Si no conocemos de nada a esa gente-

-¡Porque es asqueroso! Estás hablando de cadáveres.-

El vampiro la miró ofendido.

-No estamos en disposición de andarnos con tantos remilgos- le respondió.

-¡Eh, los chupasangres de ahí delante!- les gritó Jack, que estaba más cascarrabias que nunca.- ¡¿Qué andáis cuchicheando?! ¡Cómo estéis conspirando en plan sangriento contra nosotros…!-

-¡¿Qué harás?!- contraatacó Nate.- ¡¿Nos pisarás un pie?!-

-¡Cállate, Nate! ¡Esto es ya es bastante desagradable sin tener que oírte!- saltó Elsie que caminaba justo detrás de Jack.

Nate la señaló con un dedo.

-Tú espera, que todavía tengo un asunto pendiente contigo- le hizo un gesto con las cejas de lo más evidente, así que Elsie volvió a sacar el cuchillo.

-Te estoy esperando cuando quieras- le advirtió.

-¡¿Queréis dejarlo de una vez?!- gritó Nataly enfurecida.- ¡No estamos conspirando nada!- Se echó hacia atrás su melena pelirroja permitiendo que la Glaistig la dominara por un minuto.- Además, si Nate y yo quisiéramos mataros a todos, no nos haría falta conspirar. ¿Para qué? No sois más que un puñado de débiles criaturas.-

Esas palabras hicieron que el grupo entero se detuviera, excepto Jack que se plantó ante el hada con los puños apretados.

-¡¿Criatura débil, yo?!- bramó.- ¡Yo que tú no hablaría tanto! ¡Eres tan pestilente como los pantanos donde bañas tus patas de cabra!-

-¡Ah!- exclamó Nataly llevándose las manos a la cara por la indignación. Todos reaccionaron con sorpresa; o bien soltando una exclamación o bien callándose de golpe.

-¿Patas de cabra?- preguntó Nate abriendo bien los ojos.

El corazón de Nataly dio un vuelco por la furia y clavó sus ojos en el duende.

-¡Acabaré contigo, sucio duende!-

Jack sacó sus diminutos puños sin miedo.

-¡Adelante, adelante!-

Y la Glaistig fuera de sí se precipitó sobre él. Lo habría aplastado si Tom no la hubiese detenido agarrándola por la cintura. Aún así, Jack se puso a dar botes sobre el suelo agitando sus bracitos.

-¡Pero bueno ¿Qué demonios os pasa?!- Tom la dejó de vuelta en el suelo, pero no la soltó.- ¡¿Qué hacéis?! ¡Estos no sois vosotros! ¡Tú no eres una Glaistig y tú no eres un leprechaun. Sois Nataly y Jack y siempre habéis sido amigos! – Todos miraron al caballero sin palabras, pues no era habitual ver a Tom tan enfadado.- Sé que cada vez es más difícil, pero tenemos que hacer un esfuerzo por recordar quienes somos en realidad. Ya falta poco para que lo logremos.-

Soltó al hada y ésta cruzó una mirada con el leprechaun, en el fondo de esos ojos alargados  de duende pudo distinguir la mirada de Jack y se sintió fatal por lo que había hecho. Y supo que a él le pasaba lo mismo porque la miró igual.

-Ejem… estoy consternado por interrumpir un momento de tan honda sensibilidad y compenetración pero…- Zonc se ajustó las gafas y les señaló hacía abajo.-… creo que el suelo ha comenzado a temblar.-

Y así era. El suelo de aquel cementerio había empezado a temblar y a moverse bajo sus pies.

-Tengo un mal presagio- murmuró Elsie.

Los temblores se volvieron tan violentos que todos salieron corriendo hacia el mausoleo para resguardarse en su sólido suelo de mármol. Desde allí, observaron atónitos como la tierra de todo el lugar palpitaba como si un enorme corazón la empujara desde abajo. Ninguno sabía qué podía ser pero habían visto demasiado en ese tiempo como para imaginar lo peor, así que decidieron ocultarse (como pudieron) tras la esquelética valla de metal negro carcomido que rodeaba al mausoleo. No medía más de medio metro, pero a su alrededor habían crecido unos espesos arbustos de hierba oscura y puntiaguda que les sirvió de escondite por lo que pudiera pasar.

De pronto, los sonidos de la noche se vieron interrumpidos por otro que ya habían oído antes: una explosión. De improviso, un montículo de tierra salió disparada hacia arriba, dándoles un susto de muerte.

Antes de que les diera tiempo si quiera a parpadear, se oyó otra explosión, y después otra más y otra, y otra… era como una serie de cañonazos ininterrumpida que se iba acercando a ellos, pues empezó a caerles tierra encima.

-¡Cubríos!- exclamó Jack. Éste se encajó con más fuerza su sombrero de copa y se lanzó al suelo tapándose los oídos.

El resto del grupo le imitó, no en lo del sombrero, pero sí en lo demás, así consiguieron amortiguar en parte el sonido de los estallidos, aunque no dejaron de oírlo del todo. Notaron la vibración cuando éstos pasaron bajo sus pies haciendo que hasta los cimientos del mausoleo se movieran. Desde allí, la oleada de explosiones comenzó a alejarse al resto del cementerio hasta que poco a poco, se fue debilitando hasta silenciarse del todo.

Los chicos abrieron los ojos y se miraron los unos a los otros sin que ninguno se atreviera a asomarse.

-¿Ya ha acabado?- preguntó Elsie.

-Eso parece- contestó Tom. Aún tumbado en el suelo, había sacado su espada y la agarraba atento a todo.

-Echaré un vistazo- dijo Matt. Arrastró su sangriento y putrefacto cuerpo de zombie y se puso en cuclillas para echar un vistazo al cementerio.- ¡Puff! Tíos, creo que será mejor que lo veáis vosotros mismos.-

Uno a uno se fueron asomando por encima de (y en el caso de Jack, entre) los arbustos para encontrarse con un paisaje aún más desalentador que el cementerio en sí.

Obviamente, lo que acababan de oír no habían sido cañonazos de verdad, aunque quizás lo hubiesen preferido. Toda la arena del suelo estaba removida, pero la de las tumbas ya no estaba. Era como si los ataúdes hubiesen reventado en mil pedazos dejando un agujero en su lugar que, en muchos casos estaban regados por trozos de madera casi hechos astillas.

-¡Ay no! ¡No, no, no! ¡No, por favor! ¡Esto no! ¡No, no, no!- empezó a murmurar Elsie, de nuevo presa del pánico.

Nataly, a su lado, le rozó el brazo.

-Tranquila Elsie, no te preocupes.-

-¡¿Cómo no voy a preocuparme?! ¡Mira eso!- le indicó señalando el espectáculo con una mano temblorosa.- ¡Son tumbas! ¡Tumbas abiertas por todas partes! Es lo más horrible que jamás he visto.-

-¿Creéis que siguen dentro los…?-

-¡Nate!-

-¡¿Qué?!- El vampiro se cruzó de brazos, fastidiado.-Sólo digo que viendo el estado en que han quedado los ataúdes, es raro que esto no esté lleno de huesos y miembros desmembrados.-

Elsie soltó un gritito de angustia con tan solo imaginar algo así.

-Tal vez estuvieran vacías…- opinó Matt.

-¿Por qué tener tumbas vacías en el cementerio de tu jardín trasero?- se preguntó Nate.

-¿Y por qué tener un cementerio en tu jardín trasero?- preguntó Jack a su vez. Nate fue a responderle con alguna de sus grandes teorías pero no lo hizo. Se quedó callado, entrecerrando los ojos cada vez más.

-Eh, tíos… creo que estoy oyendo algo- su mirada se movió hacia el otro lado del cementerio.- Y se está acercando.-

-¿Y ahora qué?- gimió Elsie de forma lastimera.

Sobre la línea de tierra que se formaba en el horizonte con la mansión de fondo, empezaron a aparecer unas figuras. Caminaban muy juntas unas de otras, con pasos rígidos como si no pudieran consigo mismas. Eran altos, y resplandecían a la luz de la luna igual que las lapidas que acababan de abandonar. Se trataba de un grupo cada vez más numeroso de esqueletos que habían cobrado vida.

-¡No me fastidies!- soltó Matt, sorprendido. En cambio Nate, sólo se encogió de hombros.

-Esqueletos vivientes…- murmuró- Bueno, supongo que era lo que nos faltaba.-

En las terroríficas calaveras de esos seres de ultratumba brillaban dos bolas de luz roja, justo en las cuencas donde en otro tiempo estuvieron los ojos. Se arrastraban exhalando como si llevaran consigo un gran peso. Cuando el aire de introducía entre sus desgarrados huesos vacíos hacía un sonido escalofriante que recordaba al chillido de algún animal.

-¡Se están acercando!- apuntó Elsie. Buscó con la mirada a alguien de aquel grupo que le siguiera dando la suficiente confianza para agarrarse a él. Y el único que halló fue Tom.

-No creo que nos hayan visto- la tranquilizó él.

-¿Qué se supone que pretenden, entonces?- preguntó Jack.

-Parecen estar de paseo…-

-¿Qué más da? Mientras nos quedemos quietos, no nos verán- dijo Nataly.

Zonc cambió de postura y varios de sus envejecidos huesos le crujieron a la vez.

-Aunque efectiva, dicha estrategia también puede traernos complicaciones- les dijo con una mueca de dolor.- Cuanto más tiempo pase, nuestra situación se tornará más desesperada si permanecemos aquí, atrapados.-

-¿Tenéis algún plan, pues, hombre sabio?- le preguntó Tom con su tono de caballero.

Por desgracia, un alquimista no tenía ni idea de cómo enfrentarse a temibles esqueletos vivientes, así que guardó silencio.

-No parecen tan peligrosos…- comentó Nate.- ¡Son sólo sacos de huesos! Yo podría con ellos que soy un vampiro.-

-Te he dicho un montón de veces que un vampiro de crepúsculo no es un vampiro de verdad- le dijo Matt. Su amigo se revolvió, fastidiado.

-¡Estoy harto de oírte decir eso!- le espetó.- ¡Yo puedo usar mis poderes de vampiro y darles una paliza!-

Matt le sonrió con malicia.

-Tienes razón, Nate. ¿Sabes lo que podríamos hacer? Soltarte en medio de ellos, enfocarte con una linterna y huir cuando tu brillo les distraiga- se burló.

Nataly saltó una risita.

-Mejor aún- añadió ella.- Le dejamos que vaya a por ellos, a ver si entre los esqueletos hay alguna adolescente muerta que se enamore de él y decida no matarnos.-

-¡Muy buena!- la felicitó Matt.

Nate se cruzó de brazos aún más molesto.

-No sois tan graciosos como os pensáis-

Los esqueletos seguían avanzando y lo hacían en su dirección, pero si no les habían visto ¿Por qué se congregaban justo allí? Cuando el mausoleo estuvo rodeado por los esqueletos, los chicos empezaron a oír una melodía conocida, que al principio pensaron que habían imaginado. Sin embargo, cada vez fue sonando mucho más fuerte y supieron que era real.

-¿Eso es… <<Dark Heart>>?- preguntó Nataly.

<<Dark Heart>> el primer single que Reward había sacado, se escuchaba a todo volumen en aquel cementerio. Parecía provenir del interior del mausoleo y cuando la canción alcanzó su máxima potencia, sintieron un nuevo temblor.

-¿Qué significa todo esto?- preguntó Elsie.

-Ni idea, pero fijaos en eso- les dijo Nate. Había sacado su móvil y enfocaba a los esqueletos allí congregados. Sus movimientos se habían vuelto extraños y erráticos ¡Estaban bailando!- Es una pena que nadie vaya a creernos si salimos de aquí con vida, porque esta debe ser la mejor publicidad del mundo ¡Ni siquiera los muertos pueden resistirse a la música de Reward!-

-Yo estoy flipando- admitió Matt con la boca abierta.

Y no era para menos. Ver a decenas de esqueletos recién resucitados haciendo algo parecido a bailar al son de <<Dark Heart>> Era algo simplemente surrealista.

Cuando la canción acabó, volvió a sonar una y otra vez y los esqueletos no dejaron de moverse ni disminuyó su entusiasmo.

-¡Esta puede ser nuestra oportunidad!- les dijo Jack. Con su bracito señaló al cenador.- Ya estamos muy cerca y esas cosas parecen distraídas con la música. Tal vez si vamos con cuidado, ni siquiera se fijen en nosotros.-

-¿Y vamos a salir así? ¿Al descubierto?- preguntó Elsie.

-Esas cosas podrían pasarse toda la noche bailando- le dijo Tom.

-Ese es el efecto de nuestra música- asintió Nate, orgulloso.

Jack se colocó a la cabeza.

-De lo que se trata es de ir muy despacio, en silencio y sin llamar la atención- les dijo, aunque su mirada se clavó específicamente en Nate.- Creo que podemos lograrlo.-

-Estoy con vos, duendecillo- dijo Zonc.

Así que los dos avanzaron en primer lugar, acercándose a la valla que les separaba de los esqueletos. Tom intentó levantar a Elsie pero parecía que el miedo había acabado por dominarla y se negaba a moverse.

-Elsie…- le dijo el caballeo.- No te preocupes ¿De acuerdo? Todo irá bien, no dejaré que te ocurra nada malo.- Le tendió la mano y ella, aún temblorosa la cogió y siguió a Tom más allá de la verja.

Nataly los observó con el ceño fruncido mientras se remangaba la falda para cruzar también, al tiempo que notaba una presencia tras ella.

-Uhhh…-

-¡Cállate Nate!- le dijo sin necesidad de girarse.

-Pero si no he dicho nada- protestó el vampiro.- No me has dado tiempo.-

Matt apareció tras él dándole una palmadita en el hombro.

-Es que a ti se te ve venir, colega.-

Los esqueletos seguían bailando, casi todos sin apartar sus bolas de luz del mausoleo, formando una masa de huesos danzarines bastante unida. Así que, pensaron que si los rodeaban de forma suficientemente silenciosa podrían pasar cerca de ellos sin que los vieran. Y eso fue lo que intentaron. Amparados por la oscuridad se movieron como siete sombras, vigilando sus pasos aunque sin perder de vista su meta: el cenador.

Creían firmemente que sí lograban llegar hasta él, lo habrían conseguido.

-Vamos chicos, ya casi estamos…- les repetía Jack en voz baja. Intentaba darles ánimos aún cuando todavía les faltaba un buen trecho para alcanzarlo. Y todo porque debían ir muy lentos.

-Eh, Matt- le susurró Nate.- ¿Qué me dices ahora de todo esto?-

El zombie ni se lo pensó.

-Aún le falta algo-

-Eres un tiquismiquis de mierda, tío.-

-¡Callaos vosotros dos! Que nos van a oír- les susurró Nataly mirándoles por encima del hombro.

Curiosamente, no les descubrieron porque les oyeran sino por una graciosa casualidad. En uno de los golpes más rítmicos de la canción, uno de los esqueletos henchido de euforia musical, hizo un asombroso giro y los vio.

El grupo entero se paró de golpe cuando el esqueleto se quedó mirándoles fijamente. Estaba a unos cuantos metros, más o menos a la mitad de la distancia que aún les separaba del cenador.

-Oh, oh…- se le escapó a Nate.

La música dejó de sonar tan de golpe como había comenzado y con lentitud, el resto de los esqueletos fue girándose y clavando en ellos sus cuencas luminosas. Y eso fue todo lo que hicieron.

Los chicos los miraban con una mezcla de miedo, expectación y desconcierto.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no se mueven?- preguntó Nataly.

-A lo mejor si no nos movemos, no nos ven- sugirió el vampiro asegurándose de no mover apenas los labios, por si acaso.- Ya sabéis, como los dinosaurios.-

-Eso tiene mucho sentido, Nate.-

-Mantened todos la calma- les pidió Jack.- Hasta que no hagan nada, vamos a evitar los histerismos ¿De acuerdo?-

En principio, todo el mundo estuvo de acuerdo en seguir ese consejo, pero Elsie estaba ya al límite de su autocontrol. Sentía todos esos ojos fantasmagóricos puestos en ella como si fueran ya sus garras huesudas y no pudo soportarlo. Por el rabillo del ojo, le pareció ver que uno de los esqueletos se movía hacia ella y el miedo se propagó por su cuerpo como el fuego por un reguero de gasolina.

-¡¡Ahhh!!- gritó con tal intensidad que no sólo sus amigos dieron un bote, sino también algunos esqueletos. Se soltó de Tom y echó a correr hacia el cenador como una loca, dejando al resto atrás y en una situación... delicada.

La vieron alejarse y después miraron a Jack.

-¡¿Qué hacemos?!- preguntó Tom.

El duende miró a todas partes y supo que los esqueletos estaban empezando a reaccionar, así que sin siquiera pararse a contestar, echó a correr tras los pasos de caperucita.

-Pero ¿Qué demonios…?- murmuró Matt.

Tom desenvainó su espada y se volvió hacia sus amigos.

-¡Pardiez! ¡Seguid al duende!- les ordenó. Agarró a Nataly de una mano y echó a correr. Zonc los siguió al instante dando largas zancadas mientras se sujetaba la túnica.

Matt dio unos cuantos pasos tras ellos, hasta que se dio cuenta de que Nate no se había movido un milímetro. Miraba a los esqueletos con decisión en su joven rostro y el zombie tuvo que volver por él.

-¡Pero ¿Qué haces?! ¡Muévete!- le ordenó con nerviosismo y tirándole de la camiseta. Pero Nate no apartó la vista de los esqueletos que ya se iban acercando.

-No, tío- dijo él con rotundidad.- ¡Soy un vampiro! ¡Los vampiros no huyen de cutres esqueletos!- se palpó la cintura y frunció el ceño.- ¿Dónde está mi espada?-

Aparecieron dos esqueletos de improviso y agarraron a Nate por los brazos con un nuevo chillido y éste usó su súper fuerza para apartarlos de sí. Por desgracia, nada más quitárselos de encima surgieron cuatro más y se echaron sobre él. Y estos ya no pudo quitárselos con la misma facilidad.

-¡Estos bichos son más fuertes de lo que parecen!- se quejó Nate.

Matt, que había vuelto a alejarse, retrocedió una vez más con un gruñido.

-¡Maldito, niñato!-

Llegó para defender a su amigo pero apenas tuvo ocasión de hacer nada porque un grupo de cinco esqueletos más le plantaron cara y le tumbaron en pocos minutos.

El siguiente en ser atrapado fue Zonc que no pudo oponer demasiada resistencia. En cuanto un par de esqueletos le cortaron el paso, levantó las manos y se rindió con educada diplomacia.

Tom y Nataly habían logrado alejarse bastante pero entonces, un grupo de esqueletos les rodearon. Tom se colocó delante del hada intentando protegerla con su espada en alto y logró desembarazarse de nada menos que cuatro esqueletos mediante certeras estocadas. Nataly sólo pudo tirar al suelo a uno cuando intentó agarrarla. A pesar de todo lo que lograron resistir, los esqueletos aparecían como en una avalancha y acabaron por doblegarlos.

Cuando éstos desarmaron a Tom y le sujetaron, vio como otro de ellos cogía a Jack del chaleco y lo levantaba en el aire.

-¡Suéltame, engendro del infierno!- chilló el duende retorciéndose en el aire.

Elsie fue la que más consiguió alejarse y casi llegó a alcanzar el cenador. Vio su luz iluminándola justo antes de que un esqueleto le cayera encima.

-¡Ah! ¡No!- gritó. Rodó por el suelo con el monstruo cadavérico encima hasta que finalmente, éste la inmovilizó sobre la fría tierra del suelo.

El corazón se le aceleró sin saber qué esperar. El resto de los esqueletos aparecieron arrastrando a sus amigos y los tumbaron, inmovilizados, junto a ella.

-Muchas gracias, Elsie- le soltó Nate, molesto.

-Lo siento- dijo la chica.

-¡Nos has vendido!-

-Tú mejor no hables tanto porque a mí me han pillado por tu culpa- se quejó Matt.

-¡Anda ya! Te habrían cogido igual, zombie.-

En ese momento, la luz del cenador se volvió más intensa como si alguien hubiese encendido de golpe el doble de velas del que ya reposaban en su estructura. Y todos pensaron que algo iba a ocurrir cuando los esqueletos los levantaron y los soltaron, sin dejar de rodearlos de cerca. En cualquier caso, nadie pensó en intentar escapar de nuevo. Se pegaron los unos a los otros y observaron el cenador.

Una figura negra, vaporosa y esbelta apareció caminando sobre la cúpula del cenador. Las velas de la parte inferior iluminaban su atuendo y sólo parte de su rostro. Pero no hizo falta más para que la reconocieran: Madeleine Cupcake había vuelto a aparecer y en su rostro transformado ya no quedaba ni rastro de la niña que habían conocido.

-¡Hola de nuevo, Reward!- les saludó con una sonrisa perversa y apretada. Usando una agilidad que sólo podía ser sobrenatural, saltó y se sentó sobre el borde de la cúpula balanceando sus piernas en el vacío.- ¿Lo habéis pasado bien? Espero que hayáis tenido tiempo de reflexionar porque a mí este rato se me ha pasado volando.-

-¿Reflexionar?- repitió Jack, confuso.-¿Reflexionar sobre qué?-

Esa cría era la culpable de cuanto les había ocurrido. Todos podían haber muerto por su culpa, pero sus palabras fueron tan extrañas que el enfado quedó en un segundo plano.

-¿Qué es lo que quieres?- preguntó Tom.

-¡Mi concierto!- exclamó la bruja.-¡Quiero mi concierto de Reward!-

-Pero ¿Todavía está con eso?- murmuró Elsie, extrañada.

-Me parece que es de eso de lo que iba todo…- dijo Nataly, impresionada. Zonc se adelantó un paso mirando a la niña.

-¿Estáis diciendo, mi señora bruja, que habéis hecho todo esto únicamente por… el concierto?-

Madeleine asintió cruzándose de piernas.

-¿Por qué si no iba a tomarme tantas molestias?-

-Entonces…- comenzó a decir Jack.-… si nosotros te damos el concierto… ¿Dejarás que nos vayamos?-

Todos contuvieron la respiración esperando la respuesta de la bruja. Ésta sonrió.

-¡Pues claro que sí!- les contestó. Pegó otro salto y cayó con suavidad delante de ellos. Cuando les miró sonriente, mostró una expresión clara y encantadora como la de la niña del salón. Hasta su voz sonó distinta cuando volvió a hablar.- Si a mí no me gusta enfadarme, ni ser desagradable… ¡Sois mi grupo favorito!-

Semejante cambió de actitud dejó a casi todos sin palabras, excepto por la voz de Nate que flotó hasta sus amigos desde atrás.

-Pirada…- susurró. Alguien le calló con un codazo antes de que la bruja le oyera.

-Entonces… ¿Escucharé a Reward esta noche o no?-

Los siete levantaron la vista a la vez.

-¡Por supuesto que sí!-

-¡Cantaremos todo lo que quieras!-

-¡Tendrás el mejor concierto de todos los tiempos!-

La bruja sonrió aún más, emocionada. Pero Nate torció el gesto.

-Pero después de todo lo que nos ha hecho ¿Le vamos a cantar?-

-¡Cállate, Nate!-

Todos le fulminaron con la mirada y el vampiro acabó bajando la cabeza.

-¡Bien!- la brujita dio una palmada ilusionada y les señaló con una mano el cenador.- Os ruego que no me hagáis esperar más. Subid ahí y ¡Qué comience el concierto!-

Los esqueletos se apartaron para cederles el paso con una sola orden de la bruja y los chicos, subieron los cinco o seis peldaños hasta el cenador, mientras que Elsie y Nataly se quedaron abajo, lo más cerca posible de ellos.

Allí estaba dispuesto todo lo necesario para la actuación: una guitarra para Tom, un teclado para Nate, el bajo para Zonc y la batería para Matt. También había micrófonos (incluso uno más pequeño para Jack) y potentes altavoces que nadie descubrió dónde estaban enchufados.

La bruja tomó asiento en una especie de trono que había aparecido, en algún momento en el que nadie miraba, en el centro del jardín. Justo en primera fila para no perderse nada.

Jack suspiró, todavía sin poder creerse que después de todo lo ocurrido hubiesen acabado así. Si hubiesen accedido a la petición de la niña desde un principio, quizás se habrían ahorrado todos los peligros. Miró a sus compañeros y comprobó que estaban todos preparados. Así que comenzaron con el concierto.

Empezaron con <<Dark Heart>> y los esqueletos se pusieron a bailar con la misma emoción que las otras veces. Y desde ahí fueron tocando una a una el resto de las canciones de su disco. Las voces de Reward retumbaron en aquella noche oscura e hizo aquel cementerio resultara un poco menos aterrador.

Según seguían cantando, los esqueletos se emocionaban más y más en sus bailes estrambóticos y faltos de coordinación, hasta que ellos mismos retrocedieron hasta sus abandonadas tumbas. Con la última canción, todos habían regresado a los restos de sus ataúdes dejando el jardín desierto.

Lady Cupcake no dejó de aplaudir durante varios minutos y después, se deshizo en elogios de todo tipo para los chicos una vez que estos bajaron del cenador.

Entonces pensaron que había llegado el momento de partir, lo que significaba que la bruja debía cumplir su promesa. Jack fue, como siempre, el encargado de recordárselo, y lo hizo con todo el cuidado y el tacto del mundo porque sabía muy bien que su libertad dependía de que la niña siguiera de buen humor. Se asustaron un poco cuando ella quiso hacerse unas fotos con todos y un par de autógrafos antes, pero por supuesto, ellos accedieron a todas sus peticiones con paciencia y buena disposición.

Cuando la sesión de fotos acabó y la niña comenzó a despedirse, los chicos sonrieron esperanzados por primera vez de verdad.

-Bueno, Madeleine…- le dijo Jack.-… ha sido… un placer, pero se nos está haciendo tarde y…- La niña asintió con calma y les señaló la parte baja del cenador. Allí, acababa de abrirse una trampilla.

-Ahí tenéis vuestra salida- les indicó.

-¡Qué sorpresa!- comentó Matt con sarcasmo al tiempo que se echaba al suelo.-¡Llevo toda la noche arrastrándome!-

Nadie más se quejó, pues si aquel túnel conducía a la salida estaban dispuestos a arrastrarse y a hacer cualquier cosa necesaria. Pero sólo tuvieron que arrastrarse, aunque durante un buen rato antes de que vieran algo de la luz anaranjada que les mostraba la salida.

Al traspasarla, se encontraron con que volvían a estar en el porche de la casa junto a la calabaza enorme.

-¿Funcionó?- preguntó Elsie.

-¡Yo diría que sí!- exclamó Jack. Al ponerse en pie descubrió que había recuperado su altura y también su voz sugerente de cantante.

Los demás se miraron sonrientes y corrieron a quitarse los disfraces.

-¡Mi pelo!- chilló Nataly. Tiró la peluca al suelo y su autentico cabello le cayó sobre los hombros. Se levantó la falda y dio un salto, contenta.- ¡He recuperado mis piernas!-

-¡Y yo mi oreja!- les dijo Matt sin dejar de frotársela con los dedos.

-¡Y yo mi juventud!- Zonc se arrancó la peluca, la barba falsa y las gafas y lo arrojó todo hecho un revoltijo a un rincón. Elsie siguió su ejemplo, extasiada, lanzando con todas sus fuerzas su cesta y la capa. Tom se libró de la espada y esas horribles protecciones.

Entonces se miraron una vez más… ¡No sabían ni cómo! Emocionados, contentos, agotados. Era una sensación extraña la que tenían ahora que todo había pasado.

-Menuda locura…- murmuró Tom.

-¡Pero lo hemos conseguido!- dijo Nataly- ¡Daos cuenta de todo lo que hemos hecho!- Matt asintió.

-Cosas imposibles de creer-

-¡Ah!- exclamó Nate, recuperando su móvil.- ¡Pero que han sido grabadas!-Se puso a deslizar pantallas con el dedo, pero acabó haciendo una mueca.-¡No, no, no! ¿Dónde está mi video del baile de esqueletos?-

-¿Se te ha borrado?-

-¡No! ¡Directamente no está!- Nate resopló, malhumorado y dio un respingo.- Eh, mirad la hora…-

Todos sacaron sus teléfonos y comprobaron que todos marcaban las ocho y media. La hora exacta a la que habían llegado a la casa.

-Qué raro…- Tom sacudió la cabeza.- Llevamos horas en esa casa.-

-Chicos…- les dijo Jack, pensativo.-… No lo habremos imaginado todo ¿Verdad?-

Se quedaron callados unos instantes, dándole vueltas a esa pregunta y mirando aquella casa hasta que oyeron un fuerte golpe procedente de la parte más alta de ésta y que les hizo dar un brinco. De la torreta más alta salió una bandada de murciélagos negros lanzando terribles chillidos y que se lanzó en picado a por ellos.

Los chicos gritaron y echaron a correr lo más rápido posible hacia la verja.

-¡Esto era! ¡Ahora sí!- le gritó Matt a Nate en plena carrera.- ¡Esto es lo que le faltaba para ser la película de terror perfecta! ¡Un último susto cuando todo parece que ha acabado!-

-¡No te ofendas, tío! ¡Pero eso ya no me importa una mierda!-

Siguieron corriendo hasta alcanzar la puerta de la verja y la traspasaron sin mirar atrás; y después de eso, siguieron corriendo calle abajo en busca de la limusina, alejándose lo más posible de aquella mansión temible que parecía seguir riéndose de ellos en la oscuridad para después susurrar:

 

¡Feliz Halloween, Reward!
 
 


¡Feliz Halloween, Reward! 4


¡Seguimos adelante, buscadores!

Tenemos al grupo completamente divido, así que la cosa se pone interesante. ¿Alguien se atreve a imaginar lo que les mandará la casa a partir de ahora?

¡Descubrámoslo!

Pero aunque hubiesen logrado llegar, no los habrían encontrado, al menos no a todos.

-Ey, ¿Dónde se ha metido Elsie?- preguntó Jack. El duendecillo había seguido encogiendo y hasta su voz había cambiado volviéndose aguda, como la de un niño cascarrabias. Pues por alguna razón, se estaba transformando en un leprechaun gruñón.

-¿Eh?- murmuró Matt, medio tumbado sobre uno de los sillones. Matt por su parte sentía la cabeza pesada e ida, era incapaz de concentrarse en nada y no bajaba de las nubes. Pero no le preocupaba demasiado, ya que suponía que debía ser algo normal en un zombie.

-¡Elsie! ¡¿Dónde está?!- repitió Jack.

-¡¿A quién le importa?!- Soltó Nate. Estaba echado sobre el suelo con cierta pereza y concentraba toda su atención en no pensar en la sed que tenía.

-Debería importarnos a nosotros. Es nuestra amiga.- respondió Jack.

-Esa tía no es amiga mía- apuntó Nate sin dudar.

-También debería preocuparnos que Tom y Nataly no hayan vuelto aún- Comentó Matt en un instante de lucidez.

Estaban cambiando demasiado rápido por efecto de los disfraces, por eso apenas les importó que sus amigos hubiesen desaparecido. ¿Por qué habría de importarle a un vampiro, a un zombie y a un leprechaun algo así? Era hasta lógico que fuera de ese modo, pues se estaban convirtiendo en monstruos de los pies a la cabeza, pero Zonc andaba de un lado a otro por aquella sala revisando libros y antigüedades, ajeno a cualquier otra cosa.

-Mi mente estará mucho mejor aprovechada si se concentra en tareas orientadas a la investigación- les había dicho.- En lugar de preocuparse por asuntos sin importancia.-

Jack aún podía sentir una vaga sensación parecida a su antigua preocupación, no obstante era como si fuera otro y no él quien debía encargarse por solucionarlo. Además, desde hacía un rato se sentía incómodo en presencia de humanos y otras criaturas distintas a él y se preguntó si seria porque los leprechaun eran seres solitarios.

-Caballeros ¿Han oído eso?- preguntó Zonc surgiendo de entre un par de estanterías.- Estoy escuchando un sonido de lo más inquietante que no deja de repetirse.-

Jack levantó la cabeza abriendo bien sus oídos, que por cierto, habían cambiado y ahora terminaban en punta. Sí… podía oírlo. En un primer momento no supo qué era. Sonaba por todas partes muy débilmente, era como si la madera acoplada a las paredes crujiera desde su interior. Y cuanto más tiempo pasaba, más fuerte sonaba.

-¿Qué…?- fue lo único que Matt soltó. Al menos lo había oído.

Jack saltó al suelo desde su silla y se colocó en el centro de la estancia mirando hacia arriba.

-¿Qué es eso?- murmuró alerta.

Nate abrió un ojo con calma.

-¿Eso? ¡Ah, no es nada! Es sólo la estructura de madera resintiéndose.- les dijo.

-¿Por qué se resiente la estructura?-

-Porque la habitación está encogiendo-

-¡¿Qué?!-

Nate se incorporó para sentarse y se rascó la nariz con un dedo.

-Sí, empezó a encoger como hace quince minutos- les contó.- Casi no se nota porque va muy poco a poco, pero si continúa no creo que la madera de las paredes aguante.-

-¡Pero bueno! ¡¿Y cómo no nos lo has dicho antes?!- exclamó Jack, furioso.

-No sé, para no preocuparos-

<<  ¡Maldito vampiro inconsciente!>> pensó Jack ¡Claro que a él no le asustaba morir aplastado! ¡Pero ¿Qué pasaba con los demás?!

Entonces, explotó la primera estantería. Los tablones salieron disparados por la presión y los libros que sostenía cayeron al suelo con estrépito.

Los cuatro dieron un respingo, y sirvió para que Matt se espabilara de verdad justo antes de que otras cuatro estanterías se vinieran abajo también.

-Qué contrariedad…- murmuró Zonc agarrando bien sus gafas.

-Di mejor ¡Qué marrón!- le corrigió el zombie.- ¿Qué hacemos, Jack?-

-¡¿Cómo que qué hacemos?! ¡Pues salir de aquí!- exclamó. Antes de que ninguno de los otros se hubiese, si quiera, girando hacia la puerta, Nate (usando su gran velocidad vampírica) ya había llegado ante ella y tiraba de su pomo.

-¡Está cerrada!- les dijo.

-¡Pues arráncala! ¡Eres un vampiro!- Nate asintió confiado y se puso a ello usando todas sus fuerzas, pero fue en vano.

-¡No puedo arrancarla!-

-Eso es lo que te pasa por ir de vampiro de crepúsculo- le soltó Matt.

En menos de un segundo, Nate volvió a estar junto a sus amigos.

La situación se estaba complicando demasiado, pues las estanterías seguían estallando una tras otra. Los libros les llegaban ya por las rodillas (y por el pecho en el caso de Jack) lo cual dificultaba sus movimientos.

-¡Tenemos que hacer algo, enseguida!- gritó Jack desde abajo.

-¡No nos dejemos llevar por la histeria, mis queridos compañeros!- dijo Zonc.- No creo que exista ningún caso en toda la historia de la humanidad en la que alguien se haya ahogado en un mar de libros.-

La posibilidad sonaba absurda en verdad, pero los manuscritos no dejaban de caer por todas partes y a prisa.

-¿No habrá una salida de emergencia?- preguntó Nate.

-¿En una biblioteca, tío?-

-¡Perdón por no haber estado en tantas bibliotecas como tú!-

El crujido más fuerte de todos hasta el momento los hizo callar. Miraron hacia arriba y se dieron cuenta de que el techo estaba mucho más cerca de ellos que antes. Y no sólo eso, sino que las paredes acercándose las unas a las otras, lo estaban deformando y la piedra empezaba a desquebrajarse.

-¡Si no hacemos algo rápido el techo se nos caerá encima!- exclamó Jack. Los libros casi le cubrían hasta la nariz, así que trepó sobre ellos y se alzó sobre un minúsculo montículo.

-¿Eso acabaría con un vampiro?- le preguntó Nate a Matt, quien le miró escéptico.

-Con uno como tú sí-

Un nuevo crujido. Las increíbles lámparas de araña se tambalearon sobre sus cabezas y empezaron a caer una tras otra.

-¡Cuidado!- gritó Jack lanzándose hacia un lado. Los demás saltaron también fuera de su trayectoria por muy poco.

Cuando se pusieron en pie, sólo quedaba una lámpara en el techo, pero parecía estar a punto de seguir a sus compañeras. Por desgracia, las velas de las que sí habían caído no tardaron en prender los libros del suelo. El fuego se propagó con rapidez y se levantó una negra humareda que consumía sin demora el aire de aquella habitación cada vez más pequeña.

Zonc y Jack se pusieron a toser como locos intentando taparse la boca y la nariz. Los otros dos, técnicamente no necesitaban respirar así que se ahorraron tragar el nocivo humo, pero estaban igual de asustados que sus amigos.

-¡Moriremos quemados!- chilló Matt por encima del jaleo reinante.- ¡Y sí, eso también te incluye a ti!- le dijo a Nate, pero éste sólo tenía ojos para Jack.

-¡Sálvanos con tus poderes, duendecillo!-

El leprechaun no dejaba de dar saltitos sobre el mismo sitio.

-¡¿Y qué puñetas quieres que haga yo?!-

-¡¡Mirad!!- gritó Zonc.

Su mano señalaba hacia una de las pocas estanterías que no ardían. La parte baja había reventado y la madera se había desprendido. Al fijarse mejor, descubrieron que no era que la madera estuviera suelta, sino que, se trataba de una especie de trampilla que se había abierto.

-¡Una salida!- exclamó Matt.

-Vaya, vaya… ¿Será una salida de emergencia?- preguntó Nate mirando al zombie, que le respondió con una mueca.

-¡Venga, deprisa!- exclamó Jack echando a correr hacia ella con sus cortas patas.- ¡Es nuestra única oportunidad!-

En menos de un parpadeo, Nate estaba ya junto a la trampilla y había logrado abrirla del todo. Asomó la cabeza y se giró hacia los otros.

-¡Veo un túnel!-

Pero su voz fue silenciada por nuevos crujidos. Unas grietas amenazadoras se dibujaron en el techo y dio la impresión de estar a punto de caerse.

-¡Deprisa, chicos!-

Pero corrían demasiado despacio. Jack con sus patitas de duende apenas cubría espacio en cada zancada, Zonc no sólo se estaba volviendo un alquimista, sino que era un alquimista viejo así que no lograba aumentar su velocidad. Y Matt… era un zombie, y corría como tal.

La habitación pronto se consumiría por el fuego si es que no se derrumbaba antes, Jack lo sabía. Miró el trecho que les faltaba hasta llegar a donde Nate les esperaba y se temió que no lo conseguirían.

-¡Nate! ¡Sal de una vez!- le gritó.- ¡Vamos! ¡Antes de que sea tarde!-

-Pero ¿Y vosotros?-

-¡No te preocupes por eso, pequeñajo!- le dijo Matt.

-¡Vete ya!- añadió Zonc.- ¡Te alcanzaremos después!-

Nate dudó varias veces pero finalmente obedeció y se coló por el agujero de la trampilla justo antes de que la última lámpara le cayera encima. Él logró escapar, pero los otros tres se pararon en seco, pues la bola de fuego que era esa lámpara les bloqueaba el paso.

-Eso no está bien- dijo Matt.

-¡Necesitamos un nuevo plan!- dijo Jack mirando a todos lados.- ¡Seguro que hay más trampillas por aquí! ¡Así que hay que buscar hasta encontrarla!-

Sólo quedaba una pared que no era pasto de las llamas, así que allí se dirigieron.

-¿Y si no hay?- preguntó Matt.

-¡No seáis agorero, mi señor zombie!- le dijo Zonc.

Recorrieron todos los recovecos que encontraron en la pared con sus manos, buscando algún tipo de abertura o mecanismo. Trozos del techo empezaron a caer sobre el suelo; de no haber sido porque corrían el riesgo de ser aplastados, habrían agradecido que los escombros sofocaran parte del fuego.

-¡La he encontrado!- exclamó la vocecilla de Jack. Sus amigos le rodearon y los tres juntos tiraron de la trampilla con todas sus fuerzas hasta que lograron abrirla.

Un pequeño y estrecho túnel se extendía al otro lado.

-¡Vamos, vamos, vamos!-

Zonc entró el primero, seguido por Matt. Cuando Jack se coló dentro y logró cerrar la puerta, las paredes de un lado y otro casi se rozaban ya.

Se oyó una explosión y el techo se cayó sobre los millones de libros quemados. Sonó tan fuerte que se escuchó en toda la casa.

-¿Has oído eso?- preguntó Nataly. Tom escrutó el espacio que los rodeaba con el ceño fruncido y asintió.

-Ha sonado lejos- dijo.

Nataly dio un golpe al aire con sus brazos movida por la frustración.

-¿Y qué es lejos o cerca en esta condenada casa que no deja de cambiar?- exclamó.- Jamás encontraremos el camino de vuelta a la biblioteca.-

Habían desandado sus pasos hasta la esquina esperando que al otro lado estuviera la puerta de ésta, pero lo único que hallaron fue el mismo pasillo decorado con papel y que se extendía hacía delante sin que ellos pudieran ver su final.

Además había otra cosa. Nataly no había dicho nada, pero de vez en cuando notaba una punzada en la nuca que le hacía girar la cabeza, aunque nunca vio nada le preocupaba que un nuevo monstruo les estuviera pisando los talones.

Por fin, llegaron a una esquina que giraba a la izquierda y se precipitaron hacia ella con la esperanza de encontrar algo. Pero lo que había tras la pared era otro pasillo exacto al que ya habían recorrido.

-¡Oh, no!- soltó ella.- ¡Oh, venga ya! ¡Es interminable! ¡No puede ser cierto!-

-Es una casa encantada- le recordó Tom.- Claro que puede ser.-

-No podemos seguir avanzando sin saber hacia dónde vamos.- dijo ella.- Además, seguro que nos estamos alejando de los demás en lugar de acercarnos.-

Tom suspiró pasándose una mano por el pelo.

-Entonces, lo mejor será retroceder.- opinó.

Los dos se giraron para volver atrás pero se toparon con un muro.

-¡¿Qué?!-

El pasillo que habían dejado ya no estaba y parecía que nunca hubiese estado allí, en su lugar había una pared decorada exactamente igual que el resto.

-Oh, dios mío…- murmuró Nataly, entendiéndolo.- Esto es lo que quería… separarnos. Ahora no nos dejará volver con los otros.-

-¿Quién?-

-¡La casa, Tom! ¡La casa!-

El caballero miró a su alrededor con una expresión muy seria. Su mano se movió hasta la empuñadura de su espada en un acto reflejo que había adquirido hacía tan sólo un rato.

-No podemos hacer otra cosa más que seguir avanzando- dijo él.- Aunque sea en la dirección que ella quiere.-

No era el mejor plan que habían tenido hasta ahora, pero quedarse quietos tampoco parecía una idea mejor. No obstante, no dieron muchos pasos antes de que Nataly se parara. Miró hacia atrás y aunque esta vez tampoco vio nada, algo la convenció de que había algo con ellos.

Tom se paró casi al mismo tiempo y la miró extrañado.

-¿Qué?-

-Shhh…-

Oía algo pero muy bajito. Nataly retrocedió con cuidado intentando captar algo y lo que oyó fue un murmullo apagado. Retrocedió un poco más frunciendo el ceño. Seguía sin haber nada, pero el ruido se oía cada vez más claro.

Entonces identificó lo que era: una respiración.

El corazón le dio un vuelco y regresó junto a Tom casi de un salto.

-Ahí hay algo- le susurró. Tom miró pero lo único que vio fue la pared y el suelo.- No puedo verlo pero, lo oigo.- El chico intentó escuchar y no tardó en percibir una respiración ahogada que no pertenecía a ninguno de ellos.

-¿Qué es? ¿Por qué no puedo verlo?- preguntó.

Lo que fuera esa criatura invisible supo que hablaban de ella, porque se olvidó del sigilo y les lanzó un gruñido que estuvo acompañado por el sonido de sus pisadas que arañaban el suelo.

-Se está acercando- murmuró Nataly.

El hecho de no poder verla era un gran problema, incluso sabiendo de antemano las pocas posibilidades que tenían de salir victoriosos en un enfrentamiento contra ella. Al menos, era lo que la Glaistig pensaba, sin embargo Tom no lo compartía.

-Muy bien ¡Qué se acerque, pues!- exclamó poniéndose delante de ella y desenvainando su espada.- ¡Yo lo combatiré!-

Estaba haciendo gala de un valor admirable y al menos la espada, al igual que el resto del disfraz, se había vuelto autentica, pero aún así…

-¿Pretendes combatir algo invisible con una espada?- preguntó ella con desconfianza.- ¡Es muy peligroso!-

Tom dio un paso al frente, sujetando su arma con convicción y en su mirada refulgía el fuego de la batalla. Cada vez parecía más un caballero autentico y el Tom de siempre se desvanecía un poco más.

-¡Carece de importancia el riesgo que suponga! ¡Soy un caballero! Mi corazón no alberga temor o dudas- desvió la vista un momento de lo invisible para mirarla a ella con intensidad.- Por mi honor, os defenderé con mi espada y con mi vida.-

Incluso en esos momentos, cuando el ochenta por ciento de Nataly había desaparecido y era ocupado por la fría y oscura Glaistig que habitaba en ella, esas palabras lograron conmoverla hasta lo más profundo de su ser. ¿Las decía el caballero o era Tom el que hablaba desde algún rincón oculto de ese traje? Le habría gustado saberlo.

Y a pesar de todo, ella pensó que no podían dejar llevarse por sus personajes, no podían perder de vista la realidad.

-Pero tú no eres un caballero de verdad, Tom. Eres el cantante de un grupo- le recordó.- Y no tienes ni idea de cómo se usa una espada.-

Entonces, Tom perdió su brava postura de ataque como si acabara de recordar ese pequeño detalle. Al instante siguiente, el caballero se había ido aunque mantuvo la espada en alto.

-Y ahora la criatura también lo sabe, Nat.-

La batalla épica que se anunciaba no tendría lugar, así que seguían indefensos y otra vez, atrapados. Sólo que esta vez no había una escalera por la que huir.

Frente a ellos, sintieron una vibración y después un golpe seco en el techo. Miraron hacia arriba, confusos, y sintieron nuevos golpes secos, como de aire, caminando por el techo.

-¿Qué hace?- murmuró Tom, descolocado.

-Tal vez pretenda saltar sobre nosotros-

Sí, eso debía ser… pero ¿Qué importaba? Acababa de dejarles el camino libre para huir.

-¡Vamos, corre!- cogió la mano helada de Nataly y enfilaron el pasillo en dirección opuesta. Al segundo paso que dieron, la criatura invisible saltó al suelo con tanto ímpetu que todo se tambaleó. Siguieron corriendo todo lo rápido que podían con la bestia detrás, hasta que ésta saltó por encima de ellos al tiempo que soltaba un rugido tan poderoso que les hizo pararse en seco. Aterrizó justo delante de ellos y su respiración acelerada o furiosa les llegó más claro que nunca. Debía estar a punto de atacarles, así que Tom probó a interponer su espada de nuevo entre ellos.

Nataly estaba tan asustada que desvió la mirada para no ver lo que les iba a ocurrir. Echó la vista atrás y entonces, la vio. A su espalda, el corredor por el que habían corrido había vuelto a desaparecer en pos de una pared, pero que tenía una resplandeciente puerta en el centro.

-¡Tom!- exclamó ella.- ¡Una salida!-

Éste volvió la cabeza y ojos se le abrieron de par en par al ver la puerta. Echaron a correr a toda velocidad hacia ella, conscientes de nuevo de que ese ente invisible les perseguía.

La alcanzaron en un par de segundos y se apresuraron a tirar de su pomo para abrirla, pero estaba cerrada.

-¡No! ¡No! ¡Ábrete!- exclamó Tom, desesperado.

-¡Abrid la puerta!- chilló Nataly, aporreándola.- ¡Si hay alguien al otro lado, abridla!-

La criatura llegó hasta ellos y casi como si pudieran verla al fin, la imaginaron preparándose para saltar sobre ellos para devorarles. Se pegaron todo lo posible a la puerta sin otra cosa que hacer que no fuera esperar a que todo acabara.

Pero no acabó. Pues justo cuando sintieron que el suelo temblaba delante de ellos, la puerta a su espalda se abrió y ellos cayeron el uno sobre el otro, a un nuevo pasillo.

Y lo primero que vieron cuando abrieron sus ojos, fue el rostro ensangrentado de Matt.

-¿Se puede saber dónde os habíais metido?- les soltó, malhumorado.- No estaríais por ahí haciendo guarrerías ¿No?-

-¡Cierra la puerta!- le gritaron los dos al mismo tiempo y el zombie obedeció.

Nataly y Tom se pusieron en pie. Volvían a estar en otro pasillo idéntico al resto, pero les dio igual, porque estaban a salvo.

A parte de Matt, también estaban allí Zonc y Jack, que ya había encogido todo lo que tenía por encoger pues les llegaba a todos más o menos por las rodillas.

-¿Qué os ha pasado?- preguntó el duendecillo.

Los recién llegados contaron a los otros cómo se habían ido perdiendo por la casa a medida que ésta no dejaba de cambiar y su extraño encuentro y huida de la criatura invisible.

Cuando acabaron, les tocó el turno al trío de relatar todo lo que había pasado en la biblioteca. Su sobrenatural encogimiento, el incendio y cómo habían escapado por los pelos gracias a la trampilla. Recorrieron a gatas (y Jack andando) el túnel que partía de ella hasta aquel pasillo. Resultó que el duendecillo, el zombie y el alquimista senil fueron más inteligentes, ya que decidieron quedarse donde estaban para no perderse más.

-¿Y Elsie?- preguntó Nataly.

-Ella salió de la biblioteca mucho antes de que pasara nada.- contestó Jack.

-¿Y no sabéis dónde está?-

Tanto Zonc como el duende negaron con la cabeza.

-Andará explorando por donde no debe- opinó Matt, como si nada.- Igual que caperucita por el bosque.-

-¿Y dónde está Nate?- preguntó Tom.

-Me temo que eso escapa a mi conocimiento- dijo Zonc.

-Buscando a Elsie seguro que no.-

-Bueno, ahora que ya estamos todos deberíamos ir a buscarlos- opinó Nataly.

-Desde luego esos dos no encontrarán el camino de vuelta por sí mismos-

En eso todos estuvieron de acuerdo.

-Lo que me preocupa es lo qué haya podido encontrarlos a ellos.- murmuró Tom.

Y sus temores estaban cerca de cumplirse, al menos en el caso de Elsie.

Caperucita Elsie había abandonado la biblioteca con la intención de explorar la casa y hallar una salida. Al principio todo había ido bien, incluso era capaz de memorizar el camino que seguía por si tenía que regresar pero entonces se distrajo mirando las flores del papel pintado de la pared y cuando quiso darse cuenta, ya no sabía dónde estaba, ni mucho menos sabía cómo había llegado hasta allí. ¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡Todo a su alrededor era igual!

Aún así, ella siguió trotando por el pasillo sin sentir miedo, ni la más leve preocupación perturbó su cabecita hasta que oyó algo parecido a una fuerte explosión. Eso la paró en seco e hizo salir a la autentica Elsie que casi se muere de miedo al darse cuenta de que estaba totalmente sola y perdida en esa horrible casa encantada.

Durante un rato, no pudo ni moverse porque el pánico paralizó cada músculo de su cuerpo y se quedó apoyada en una de las paredes, acurrucada en el suelo, deseando que alguno de sus amigos la encontrara antes de que lo hiciera cualquier monstruo.

No tuvo esa suerte. Le tocó el monstruo.

En mitad del pasillo, algo rompió el silencio que la envolvía. Un gruñido que sonó muy cerca. Elsie levantó la vista y allá donde el corredor se adentraba en las sombras, vio algo moverse.

El corazón le dio un vuelco y la respiración se le cortó. Quiso creer que lo había imaginado, pero cuando volvió a mirar, entre las sombras vio como una de ellas se separaba de las otras avanzando hacia la luz.

Elsie se puso en pie sin despegar la espalda de la pared y las manos agarrotadas en torno al asa de la cesta. Contuvo la respiración hasta que distinguió lo que era. Se trataba de un enorme lobo negro de fantasmales ojos amarillos.

-No, no, no, no…- se le escapó.

¿Qué hacía un loco allí de pronto?

El animal se detuvo a escasos metros de ella y soltó un par de gruñidos más, abriendo bien sus fauces para mostrar su letal dentadura.

¿Qué decía hacer? ¿Intentar huir? Llevaba un buen rato caminando y no había encontrado nada que pudiera servirle de escondite.

El lobo volvió a gruñir y Elsie se olvidó de pensar. Dejó que fueran sus piernas las que tomaran el control del resto de su cuerpo. Nada más echar a correr, oyó saltar al lobo y supo que la seguía. Elsie gritó asustada y aumentó su velocidad. No podía dejar que el pánico la dominara o estaría perdida, así que intentó pensar en otra cosa pero todo lo que se le ocurrían eran tonterías.

Pensó que ella no debería estar allí, en la casa de una bruja malcriada obsesionada con Reward ¡Ni siquiera formaba parte del grupo! ¡Sólo era la fotógrafa! Una fotógrafa no tendría que estar corriendo delante de un lobo rabioso.

¡Maldito Reward! ¡Y maldito Nate! Imaginar ese rostro sonriendo como un bobalicón la irritó tanto que empezó a correr aún más rápido. Ella era perseguida por un lobo y ese imbécil vampiro fiestero estaría haciendo el tonto por ahí como siempre… ¡Ojala pudiera echarle encima a ese lobo!

El recuerdo de Nate la abstrajo tanto que casi olvidó el miedo a ser devorada. Lo malo fue que iba tan distraída pensando en él que apenas tuvo tiempo de frenar antes de que una pared le cortara el paso.

-¡Oh, dios mío!- exclamó. Sus manos evitaron la colisión por poco, aunque puede que hubiese preferido golpearse la cabeza. Así no sentiría como esa bestia la despedazaba.

No se atrevió a girarse hacia él pero aún oía sus gruñidos.

-Maldita sea… ¿Por qué elegí a caperucita? ¿Por qué?- masculló para sí.

Iba a morir. Elsie lo sabía, así que antes de echarse a llorar cerró los ojos con fuerza. Resultó una mala idea porque por su mente pasó una rápida selección de todos los documentales sobre naturaleza salvaje que había visto a lo largo de su vida.

-Genial- se reprendió a sí misma en voz baja.

-¿Qué es genial?- preguntó una voz.

Elsie abrió los ojos y se giró. El lobo ya no estaba y en su lugar sólo estaba Nate. ¡Por una vez hasta se alegró de verle! No, lo que sentía era alivio por conservar la vida.

-¡Nate, eres tú!- suspiró.- ¡Había un lobo enorme persiguiéndome! ¿No lo has visto?-

El chico arqueó una ceja y se guardó las manos en los bolsillos de la chaqueta.

-Debes haberlo imaginado…-

-¡No he imaginado nada! ¡Era real! ¡Y me perseguía!-

-Elsie ¿Estás bien? Pareces un poco nerviosa-

-¡¿Nerviosa yo?!- exclamó acercándose a él con fastidio.- ¡¿Te parece poco motivo de nervios que un enorme lobo haya estado a punto de devorarme?!- No le contestó, Nate sólo levantó la cabeza y sus ojos resplandecieron a la luz de los candelabros despidiendo una tonalidad muy extraña que hizo que Elsie se parara en seco a mitad de camino.

Ese color… le dio muy mala espina.

-Nate… que ojos más raros tienes- le dijo. Se dedicó a observarle con atención y se fijó en que no era lo único distinto; su modo de sonreír también lo era. No mostraba su típica sonrisita arrogante que siempre llevaba pegada a los labios. Y que sonrisa más rara tienes.-

Nate se encogió de hombros, divertido.

-Oh, será para… ¿Cómo era ese jueguecito?... para verte y reírme de ti mejor.- le contestó.

-¿Dónde están los demás?- quiso saber ella.

-Buena pregunta…- comentó él como si no fuera importante- ¿Qué más da? Soy yo el que ha venido a buscarte después de que te largaras. ¡Con lo preocupado que estaba!-

Definitivamente había algo muy raro en él.

-No cuela, Nate. ¿De qué va todo esto?-

Dejó de sonreír y comenzó a acercarse a ella lentamente. Elsie comenzó a retroceder a su vez.

-Mira Elsie, las cosas son así: me muero de sed ¿Vale? Ya no puedo soportarlo más.- le dijo.- Y aunque preferiría beberme la sangre de cualquier otra persona de este mundo… no hay nadie más aquí.-

Era increíble que hasta en una situación como aquella, encontrara el modo de insultarla.

-Te recuerdo que eres un vampiro crepúsculo- dijo Elsie.-Esos no se comen a los humanos.-

-Ya, pero resulta que ni me he leído los libros, ni he visto las películas, así que…-

-¡Venga ya, Nate! ¡No puedes hacerlo!- protestó la chica. Su espalda tocó la pared y al verse atrapada una vez más, comenzó a ponerse nerviosa.

-Oye, esto tampoco es plato de buen gusto para mí ¿Sabes? Es como ir al dentista ¡Hay que hacerlo y ya está!-

Entonces Elsie metió la mano en su cesta y halló el cuchillo de juguete que se había vuelto verdadero y amenazó con él al vampiro. Aunque eso no le impresionó.

-¿Qué te propones hacer con eso?-

-¡¿Tú qué crees?!-

Nate sacudió la cabeza.

-¿Crees enserio que un cuchillito te protegerá de un vampiro?- Elsie apretó el arma con fuerza.

-Si te hubieses molestado en ver la película, no harías esa pregunta-

El vampiro observó el cuchillo con cautela sin estar seguro de si lo decía en serio o era un farol. ¡No lo sabía! Y como no podía arriesgarse, le dio una patada al suelo molesto por esa terrible sed que le consumía y miró a la chica.

-¡Maldita sea, Elsie! ¡¿Por qué eres así?! ¡Sólo te pido un mísero litro! ¡Incluso me apañaría con medio! ¿Qué es medio litro de sangre para ti?- Le dio un puñetazo a la pared e hizo un agujero.- ¡Vamos, lleguemos a un acuerdo!-

-¡¿Y qué piensas ofrecerme a cambio de mi vida?!- le espetó ella.

Nate apretó los puños fuera de sí. La sed le estaba desquiciando como nunca antes lo había hecho nada en su vida ¡Estaba desesperado! Necesitaba sangre y la necesitaba ya.

-Lo siento, Elsie- le dijo adoptando una expresión seria. Pero ella negó con la cabeza y movió el cuchillo frente a él.

-¡Nate, no me obligues porque lo haré!- le advirtió, entre furiosa y asustada.- ¡Sabes que no tendré problema en hacerlo!-

Pero Nate no contestó. Usó su gran velocidad y en un parpadeo, le arrebató el cuchillo y lo lanzó a un rincón. Al segundo siguiente, atrapó sus muñecas con una sola mano y con la otra, la agarró del cuello. Todo pasó tan increíblemente rápido que Elsie ni se enteró hasta que sintió la frialdad de su mano contra su piel.

Nate estaba preparado, sólo se detuvo un instante para relamerse y entonces, sintió un golpe en la cabeza que le descolocó. Levantó la mirada y se topó con la seria mirada de Matt.

-¡¿Qué demonios te crees que haces?!- exclamó el zombie. -¡Suelta a Elsie, fantasma!-

-Pero, Matt…-

Le propinó una segunda colleja y esta vez Nate, obedeció soltando a la chica. Elsie cayó al suelo, aunque se levantó al instante tocándose el cuello. Los demás también estaban allí para rodearles mientras ella recuperaba la respiración.

-¡Ha intentado matarme!- le acusó ella señalándole con un dedo.- ¡Vosotros lo habéis visto! ¡Quería matarme!-

-¡Anda ya, exagerada!- replicó Nate con calma.- ¡Sabes que habría parado de beber después de medio litro!-

-¡No lo habrías hecho!-

Nate se giró hacia sus amigos y alzó las manos en un ademán sincero.

-¡Tíos, lo habría hecho!-

-¡¿Qué más da?!- exclamó Jack mirándoles desde abajo.- Tenemos problemas mucho más importantes.-

Elsie los contempló, perpleja.

-Ha intentado matarme ¿Qué es más importante que eso?-

-Por ejemplo, que es esta casa cada vez pasan cosas más raras- dijo Jack- Y como no encontremos pronto una salida, acabaremos quemados.-

-O aplastados- murmuró Matt.

-O devorados- añadió Elsie lanzándole una mirada desdeñosa a Nate.

-O desaparecidos- dijo Nataly.

Sólo Tom la entendió, pero nadie quiso preguntar.

Estaban todos tan alicaídos que ninguno notó que Zonc se había esfumado hasta que le oyeron llamarles.

-¡Eh, chicos! ¡Venid aquí!- la voz provenía de otro pasillo cercano.-¡Creo que he encontrado una salida!-

Levantaron la cabeza todos al mismo tiempo, emocionados y esperanzados al oír eso y salieron corriendo en busca de esa voz. Llegaron en tropel hasta Zonc, el alquimista. Se encontraba de pie antes una puerta adosada a una de las paredes. Tenía una pequeña ventanal en la parte superior y fuera lo que fuera lo que mostraba, Zonc sonreía.

-¡¿Es la salida?!- preguntó Tom. Se precipitaron sobre él, pero el alquimista les indicó que se calmaran.

-No es exactamente una salida- les aclaró.- Pero podría conducirnos hasta ella.-

Entonces, los demás se asomaron y comprendieron a lo que se refería. Aquella puerta parecía dar directamente al inmenso jardín trasero de la mansión. Al menos allí estaba el cenador iluminado donde la brujita Cupcake quería que ellos cantaran. No obstante, después de mirar mejor, se dieron cuenta de algunas cosas extrañas de aquella vista.

-¿Os dais cuenta?- preguntó Tom.- Desde aquí da la impresión de que estemos mirando el cenador desde el lado opuesto que la otra vez-

-¿Eso es lo que te parece más raro?- preguntó Jack. Se había subido al hombro de Matt para echar un vistazo y fumada en su pipa de duendecillo, ahora autentica.- Porque a mí me resulta más llamativo que parece que volvamos a estar en la planta baja después de haber subido escaleras durante horas.-

-Pues a mí no- replicó Nataly.- Esta casa ha estado jugando con nosotros todo el tiempo y llevándonos a donde ha querido.-

-Parece increíble, pero estáis consiguiendo que todo esto me dé más mal rollo aún- murmuró Elsie, que no apartaba la vista del cristal. Su voz se había teñido de una connotación de pánico que era cada vez más evidente.- No estaréis pensando en salir ahí ¿Verdad? Porque ya veis que…-

-¿Dónde se supone que ves tú nuestra salida?- la interrumpió Nate, ganándose así una mirada fulminante de la caperucita.

Zonc alzó su mano para señalar algo. Sus dedos se habían vuelto frágiles y quebradizos, ya que cada vez era más viejo.

-Fijaos en que por detrás del cenador se ve la verja que tiene vallado el jardín ¡Y no es muy alta!- les explicó.- Si lográramos llegar hasta allí, podríamos saltar la verja hasta la calle y seríamos libres.-

A esas alturas de la noche, todos habían aprendido a aceptar como bueno cualquiera que fuera el plan que se les presentara si es que tenía una mínima posibilidad de éxito. Además, cuestionar un plan cuando no tienes ningún otro, es una pérdida de tiempo.

-Podemos hacerlo- asintió Tom con confianza.

-Sí, hagámoslo- le apoyó Jack.

-Y que los dioses de Halloween nos protejan- murmuró Matt sin gran convencimiento.

Elsie miró a unos y otros con sus ojos azules espatarrados y las manos temblorosas.

-¡Pero ¿Os habéis vuelto locos todos?!- exclamó, angustiada.-¡¿Es que no veis lo que nos separa del cenador tan claro como yo lo veo?!-

Algunos volvieron a mirar, pero la mayoría ni parpadeó

-Parece un cementerio…-

-¡Es un cementerio!- chilló Elsie.- ¡¿Ni siquiera os sorprende?!- Matt se encogió de hombros.

-Es una casa embrujada. Lo del cementerio en el jardín trasero era algo esperable- comentó sin más.

Semejante pasividad en sus amigos consiguió irritar mucho más a Elsie que el ataque fallido del vampiro.

-Entonces ¿Os da igual?- les preguntó.- Después de todo lo que nos ha pasado en esta casa ¿Pensáis lanzaros a atravesar ese cementerio en plena noche como si nada?-

-Por desgracia, no nos queda otra opción- Dijo Nataly. Ella entendía la preocupación de su amiga. Todo lo que habían vivido esa noche no era una invitación al optimismo, precisamente.

-No podemos quedarnos, Elsie- le dijo Jack.- ¿Prefieres que nos quedemos a esperar que una nueva remesa de monstruos aparezca para matarnos? ¿O a que llegue un punto en el que Nate, Matt y Nataly no puedan controlarse más?- El único que no bajó la vista, incómodo, fue el vampiro.- Yo prefiero salir ahí e intentar escapar de una vez por todas.-

-Y yo- dijo Tom.

-Yo también- añadió Nataly.

-Y yo, por descontado- se unió Zonc.

-Yo haré lo que sea con tal de librarme de esta sed-

-Y yo estoy desfallecido por el hambre- concluyó Matt. Miró a la caperucita.- ¿Qué dices entonces, Elsie?-

Eso es todo por ahora, pero no os despistéis porque sólo queda el final de la fiesta. Nos vemos, no me falléis.