¡Seguimos adelante, buscadores!
Tenemos al grupo completamente divido, así que la cosa se pone
interesante. ¿Alguien se atreve a imaginar lo que les mandará la casa a partir
de ahora?
¡Descubrámoslo!
Pero aunque hubiesen logrado llegar, no los habrían
encontrado, al menos no a todos.
-Ey, ¿Dónde se ha metido Elsie?- preguntó Jack. El
duendecillo había seguido encogiendo y hasta su voz había cambiado volviéndose
aguda, como la de un niño cascarrabias. Pues por alguna razón, se estaba
transformando en un leprechaun gruñón.
-¿Eh?- murmuró Matt, medio tumbado sobre uno de los
sillones. Matt por su parte sentía la cabeza pesada e ida, era incapaz de
concentrarse en nada y no bajaba de las nubes. Pero no le preocupaba demasiado,
ya que suponía que debía ser algo normal en un zombie.
-¡Elsie! ¡¿Dónde está?!- repitió Jack.
-¡¿A quién le importa?!- Soltó Nate. Estaba echado sobre
el suelo con cierta pereza y concentraba toda su atención en no pensar en la
sed que tenía.
-Debería importarnos a nosotros. Es nuestra amiga.-
respondió Jack.
-Esa tía no es amiga mía- apuntó Nate sin dudar.
-También debería preocuparnos que Tom y Nataly no hayan
vuelto aún- Comentó Matt en un instante de lucidez.
Estaban cambiando demasiado rápido por efecto de los
disfraces, por eso apenas les importó que sus amigos hubiesen desaparecido.
¿Por qué habría de importarle a un vampiro, a un zombie y a un leprechaun algo
así? Era hasta lógico que fuera de ese modo, pues se estaban convirtiendo en
monstruos de los pies a la cabeza, pero Zonc andaba de un lado a otro por
aquella sala revisando libros y antigüedades, ajeno a cualquier otra cosa.
-Mi mente estará mucho mejor aprovechada si se concentra
en tareas orientadas a la investigación- les había dicho.- En lugar de
preocuparse por asuntos sin importancia.-
Jack aún podía sentir una vaga sensación parecida a su
antigua preocupación, no obstante era como si fuera otro y no él quien debía
encargarse por solucionarlo. Además, desde hacía un rato se sentía incómodo en
presencia de humanos y otras criaturas distintas a él y se preguntó si seria
porque los leprechaun eran seres solitarios.
-Caballeros ¿Han oído eso?- preguntó Zonc surgiendo de
entre un par de estanterías.- Estoy escuchando un sonido de lo más inquietante
que no deja de repetirse.-
Jack levantó la cabeza abriendo bien sus oídos, que por
cierto, habían cambiado y ahora terminaban en punta. Sí… podía oírlo. En un
primer momento no supo qué era. Sonaba por todas partes muy débilmente, era
como si la madera acoplada a las paredes crujiera desde su interior. Y cuanto
más tiempo pasaba, más fuerte sonaba.
-¿Qué…?- fue lo único que Matt soltó. Al menos lo había
oído.
Jack saltó al suelo desde su silla y se colocó en el
centro de la estancia mirando hacia arriba.
-¿Qué es eso?- murmuró alerta.
Nate abrió un ojo con calma.
-¿Eso? ¡Ah, no es nada! Es sólo la estructura de madera
resintiéndose.- les dijo.
-¿Por qué se resiente la estructura?-
-Porque la habitación está encogiendo-
-¡¿Qué?!-
Nate se incorporó para sentarse y se rascó la nariz con
un dedo.
-Sí, empezó a encoger como hace quince minutos- les
contó.- Casi no se nota porque va muy poco a poco, pero si continúa no creo que
la madera de las paredes aguante.-
-¡Pero bueno! ¡¿Y cómo no nos lo has dicho antes?!-
exclamó Jack, furioso.
-No sé, para no preocuparos-
<< ¡Maldito
vampiro inconsciente!>> pensó Jack ¡Claro que a él no le asustaba morir
aplastado! ¡Pero ¿Qué pasaba con los demás?!
Entonces, explotó la primera estantería. Los tablones
salieron disparados por la presión y los libros que sostenía cayeron al suelo
con estrépito.
Los cuatro dieron un respingo, y sirvió para que Matt se
espabilara de verdad justo antes de que otras cuatro estanterías se vinieran
abajo también.
-Qué contrariedad…- murmuró Zonc agarrando bien sus
gafas.
-Di mejor ¡Qué marrón!- le corrigió el zombie.- ¿Qué
hacemos, Jack?-
-¡¿Cómo que qué hacemos?! ¡Pues salir de aquí!- exclamó.
Antes de que ninguno de los otros se hubiese, si quiera, girando hacia la
puerta, Nate (usando su gran velocidad vampírica) ya había llegado ante ella y
tiraba de su pomo.
-¡Está cerrada!- les dijo.
-¡Pues arráncala! ¡Eres un vampiro!- Nate asintió
confiado y se puso a ello usando todas sus fuerzas, pero fue en vano.
-¡No puedo arrancarla!-
-Eso es lo que te pasa por ir de vampiro de crepúsculo-
le soltó Matt.
En menos de un segundo, Nate volvió a estar junto a sus
amigos.
La situación se estaba complicando demasiado, pues las
estanterías seguían estallando una tras otra. Los libros les llegaban ya por
las rodillas (y por el pecho en el caso de Jack) lo cual dificultaba sus movimientos.
-¡Tenemos que hacer algo, enseguida!- gritó Jack desde
abajo.
-¡No nos dejemos llevar por la histeria, mis queridos
compañeros!- dijo Zonc.- No creo que exista ningún caso en toda la historia de
la humanidad en la que alguien se haya ahogado en un mar de libros.-
La posibilidad sonaba absurda en verdad, pero los
manuscritos no dejaban de caer por todas partes y a prisa.
-¿No habrá una salida de emergencia?- preguntó Nate.
-¿En una biblioteca, tío?-
-¡Perdón por no haber estado en tantas bibliotecas como
tú!-
El crujido más fuerte de todos hasta el momento los hizo
callar. Miraron hacia arriba y se dieron cuenta de que el techo estaba mucho
más cerca de ellos que antes. Y no sólo eso, sino que las paredes acercándose
las unas a las otras, lo estaban deformando y la piedra empezaba a
desquebrajarse.
-¡Si no hacemos algo rápido el techo se nos caerá
encima!- exclamó Jack. Los libros casi le cubrían hasta la nariz, así que trepó
sobre ellos y se alzó sobre un minúsculo montículo.
-¿Eso acabaría con un vampiro?- le preguntó Nate a Matt,
quien le miró escéptico.
-Con uno como tú sí-
Un nuevo crujido. Las increíbles lámparas de araña se
tambalearon sobre sus cabezas y empezaron a caer una tras otra.
-¡Cuidado!- gritó Jack lanzándose hacia un lado. Los
demás saltaron también fuera de su trayectoria por muy poco.
Cuando se pusieron en pie, sólo quedaba una lámpara en el
techo, pero parecía estar a punto de seguir a sus compañeras. Por desgracia,
las velas de las que sí habían caído no tardaron en prender los libros del
suelo. El fuego se propagó con rapidez y se levantó una negra humareda que
consumía sin demora el aire de aquella habitación cada vez más pequeña.
Zonc y Jack se pusieron a toser como locos intentando
taparse la boca y la nariz. Los otros dos, técnicamente no necesitaban respirar
así que se ahorraron tragar el nocivo humo, pero estaban igual de asustados que
sus amigos.
-¡Moriremos quemados!- chilló Matt por encima del jaleo
reinante.- ¡Y sí, eso también te incluye a ti!- le dijo a Nate, pero éste sólo
tenía ojos para Jack.
-¡Sálvanos con tus poderes, duendecillo!-
El leprechaun no dejaba de dar saltitos sobre el mismo
sitio.
-¡¿Y qué puñetas quieres que haga yo?!-
-¡¡Mirad!!- gritó Zonc.
Su mano señalaba hacia una de las pocas estanterías que
no ardían. La parte baja había reventado y la madera se había desprendido. Al
fijarse mejor, descubrieron que no era que la madera estuviera suelta, sino
que, se trataba de una especie de trampilla que se había abierto.
-¡Una salida!- exclamó Matt.
-Vaya, vaya… ¿Será una salida de emergencia?- preguntó
Nate mirando al zombie, que le respondió con una mueca.
-¡Venga, deprisa!- exclamó Jack echando a correr hacia
ella con sus cortas patas.- ¡Es nuestra única oportunidad!-
En menos de un parpadeo, Nate estaba ya junto a la
trampilla y había logrado abrirla del todo. Asomó la cabeza y se giró hacia los
otros.
-¡Veo un túnel!-
Pero su voz fue silenciada por nuevos crujidos. Unas
grietas amenazadoras se dibujaron en el techo y dio la impresión de estar a
punto de caerse.
-¡Deprisa, chicos!-
Pero corrían demasiado despacio. Jack con sus patitas de
duende apenas cubría espacio en cada zancada, Zonc no sólo se estaba volviendo
un alquimista, sino que era un alquimista viejo así que no lograba aumentar su
velocidad. Y Matt… era un zombie, y corría como tal.
La habitación pronto se consumiría por el fuego si es que
no se derrumbaba antes, Jack lo sabía. Miró el trecho que les faltaba hasta
llegar a donde Nate les esperaba y se temió que no lo conseguirían.
-¡Nate! ¡Sal de una vez!- le gritó.- ¡Vamos! ¡Antes de
que sea tarde!-
-Pero ¿Y vosotros?-
-¡No te preocupes por eso, pequeñajo!- le dijo Matt.
-¡Vete ya!- añadió Zonc.- ¡Te alcanzaremos después!-
Nate dudó varias veces pero finalmente obedeció y se coló
por el agujero de la trampilla justo antes de que la última lámpara le cayera
encima. Él logró escapar, pero los otros tres se pararon en seco, pues la bola
de fuego que era esa lámpara les bloqueaba el paso.
-Eso no está bien- dijo Matt.
-¡Necesitamos un nuevo plan!- dijo Jack mirando a todos
lados.- ¡Seguro que hay más trampillas por aquí! ¡Así que hay que buscar hasta
encontrarla!-
Sólo quedaba una pared que no era pasto de las llamas,
así que allí se dirigieron.
-¿Y si no hay?- preguntó Matt.
-¡No seáis agorero, mi señor zombie!- le dijo Zonc.
Recorrieron todos los recovecos que encontraron en la
pared con sus manos, buscando algún tipo de abertura o mecanismo. Trozos del
techo empezaron a caer sobre el suelo; de no haber sido porque corrían el
riesgo de ser aplastados, habrían agradecido que los escombros sofocaran parte
del fuego.
-¡La he encontrado!- exclamó la vocecilla de Jack. Sus
amigos le rodearon y los tres juntos tiraron de la trampilla con todas sus
fuerzas hasta que lograron abrirla.
Un pequeño y estrecho túnel se extendía al otro lado.
-¡Vamos, vamos, vamos!-
Zonc entró el primero, seguido por Matt. Cuando Jack se
coló dentro y logró cerrar la puerta, las paredes de un lado y otro casi se
rozaban ya.
Se oyó una explosión y el techo se cayó sobre los
millones de libros quemados. Sonó tan fuerte que se escuchó en toda la casa.
-¿Has oído eso?- preguntó Nataly. Tom escrutó el espacio
que los rodeaba con el ceño fruncido y asintió.
-Ha sonado lejos- dijo.
Nataly dio un golpe al aire con sus brazos movida por la
frustración.
-¿Y qué es lejos o cerca en esta condenada casa que no
deja de cambiar?- exclamó.- Jamás encontraremos el camino de vuelta a la
biblioteca.-
Habían desandado sus pasos hasta la esquina esperando que
al otro lado estuviera la puerta de ésta, pero lo único que hallaron fue el
mismo pasillo decorado con papel y que se extendía hacía delante sin que ellos
pudieran ver su final.
Además había otra cosa. Nataly no había dicho nada, pero
de vez en cuando notaba una punzada en la nuca que le hacía girar la cabeza,
aunque nunca vio nada le preocupaba que un nuevo monstruo les estuviera pisando
los talones.
Por fin, llegaron a una esquina que giraba a la izquierda
y se precipitaron hacia ella con la esperanza de encontrar algo. Pero lo que había
tras la pared era otro pasillo exacto al que ya habían recorrido.
-¡Oh, no!- soltó ella.- ¡Oh, venga ya! ¡Es interminable!
¡No puede ser cierto!-
-Es una casa encantada- le recordó Tom.- Claro que puede
ser.-
-No podemos seguir avanzando sin saber hacia dónde
vamos.- dijo ella.- Además, seguro que nos estamos alejando de los demás en
lugar de acercarnos.-
Tom suspiró pasándose una mano por el pelo.
-Entonces, lo mejor será retroceder.- opinó.
Los dos se giraron para volver atrás pero se toparon con
un muro.
-¡¿Qué?!-
El pasillo que habían dejado ya no estaba y parecía que
nunca hubiese estado allí, en su lugar había una pared decorada exactamente
igual que el resto.
-Oh, dios mío…- murmuró Nataly, entendiéndolo.- Esto es
lo que quería… separarnos. Ahora no nos dejará volver con los otros.-
-¿Quién?-
-¡La casa, Tom! ¡La casa!-
El caballero miró a su alrededor con una expresión muy
seria. Su mano se movió hasta la empuñadura de su espada en un acto reflejo que
había adquirido hacía tan sólo un rato.
-No podemos hacer otra cosa más que seguir avanzando-
dijo él.- Aunque sea en la dirección que ella quiere.-
No era el mejor plan que habían tenido hasta ahora, pero
quedarse quietos tampoco parecía una idea mejor. No obstante, no dieron muchos
pasos antes de que Nataly se parara. Miró hacia atrás y aunque esta vez tampoco
vio nada, algo la convenció de que había algo con ellos.
Tom se paró casi al mismo tiempo y la miró extrañado.
-¿Qué?-
-Shhh…-
Oía algo pero muy bajito. Nataly retrocedió con cuidado
intentando captar algo y lo que oyó fue un murmullo apagado. Retrocedió un poco
más frunciendo el ceño. Seguía sin haber nada, pero el ruido se oía cada vez
más claro.
Entonces identificó lo que era: una respiración.
El corazón le dio un vuelco y regresó junto a Tom casi de
un salto.
-Ahí hay algo- le susurró. Tom miró pero lo único que vio
fue la pared y el suelo.- No puedo verlo pero, lo oigo.- El chico intentó
escuchar y no tardó en percibir una respiración ahogada que no pertenecía a
ninguno de ellos.
-¿Qué es? ¿Por qué no puedo verlo?- preguntó.
Lo que fuera esa criatura invisible supo que hablaban de
ella, porque se olvidó del sigilo y les lanzó un gruñido que estuvo acompañado
por el sonido de sus pisadas que arañaban el suelo.
-Se está acercando- murmuró Nataly.
El hecho de no poder verla era un gran problema, incluso
sabiendo de antemano las pocas posibilidades que tenían de salir victoriosos en
un enfrentamiento contra ella. Al menos, era lo que la Glaistig pensaba, sin
embargo Tom no lo compartía.
-Muy bien ¡Qué se acerque, pues!- exclamó poniéndose
delante de ella y desenvainando su espada.- ¡Yo lo combatiré!-
Estaba haciendo gala de un valor admirable y al menos la
espada, al igual que el resto del disfraz, se había vuelto autentica, pero aún
así…
-¿Pretendes combatir algo invisible con una espada?-
preguntó ella con desconfianza.- ¡Es muy peligroso!-
Tom dio un paso al frente, sujetando su arma con
convicción y en su mirada refulgía el fuego de la batalla. Cada vez parecía más
un caballero autentico y el Tom de siempre se desvanecía un poco más.
-¡Carece de importancia el riesgo que suponga! ¡Soy un
caballero! Mi corazón no alberga temor o dudas- desvió la vista un momento de
lo invisible para mirarla a ella con intensidad.- Por mi honor, os defenderé
con mi espada y con mi vida.-
Incluso en esos momentos, cuando el ochenta por ciento de
Nataly había desaparecido y era ocupado por la fría y oscura Glaistig que
habitaba en ella, esas palabras lograron conmoverla hasta lo más profundo de su
ser. ¿Las decía el caballero o era Tom el que hablaba desde algún rincón oculto
de ese traje? Le habría gustado saberlo.
Y a pesar de todo, ella pensó que no podían dejar
llevarse por sus personajes, no podían perder de vista la realidad.
-Pero tú no eres un caballero de verdad, Tom. Eres el
cantante de un grupo- le recordó.- Y no tienes ni idea de cómo se usa una
espada.-
Entonces, Tom perdió su brava postura de ataque como si
acabara de recordar ese pequeño detalle. Al instante siguiente, el caballero se
había ido aunque mantuvo la espada en alto.
-Y ahora la criatura también lo sabe, Nat.-
La batalla épica que se anunciaba no tendría lugar, así
que seguían indefensos y otra vez, atrapados. Sólo que esta vez no había una
escalera por la que huir.
Frente a ellos, sintieron una vibración y después un
golpe seco en el techo. Miraron hacia arriba, confusos, y sintieron nuevos
golpes secos, como de aire, caminando por el techo.
-¿Qué hace?- murmuró Tom, descolocado.
-Tal vez pretenda saltar sobre nosotros-
Sí, eso debía ser… pero ¿Qué importaba? Acababa de
dejarles el camino libre para huir.
-¡Vamos, corre!- cogió la mano helada de Nataly y
enfilaron el pasillo en dirección opuesta. Al segundo paso que dieron, la
criatura invisible saltó al suelo con tanto ímpetu que todo se tambaleó.
Siguieron corriendo todo lo rápido que podían con la bestia detrás, hasta que
ésta saltó por encima de ellos al tiempo que soltaba un rugido tan poderoso que
les hizo pararse en seco. Aterrizó justo delante de ellos y su respiración
acelerada o furiosa les llegó más claro que nunca. Debía estar a punto de
atacarles, así que Tom probó a interponer su espada de nuevo entre ellos.
Nataly estaba tan asustada que desvió la mirada para no
ver lo que les iba a ocurrir. Echó la vista atrás y entonces, la vio. A su
espalda, el corredor por el que habían corrido había vuelto a desaparecer en
pos de una pared, pero que tenía una resplandeciente puerta en el centro.
-¡Tom!- exclamó ella.- ¡Una salida!-
Éste volvió la cabeza y ojos se le abrieron de par en par
al ver la puerta. Echaron a correr a toda velocidad hacia ella, conscientes de
nuevo de que ese ente invisible les perseguía.
La alcanzaron en un par de segundos y se apresuraron a
tirar de su pomo para abrirla, pero estaba cerrada.
-¡No! ¡No! ¡Ábrete!- exclamó Tom, desesperado.
-¡Abrid la puerta!- chilló Nataly, aporreándola.- ¡Si hay
alguien al otro lado, abridla!-
La criatura llegó hasta ellos y casi como si pudieran
verla al fin, la imaginaron preparándose para saltar sobre ellos para
devorarles. Se pegaron todo lo posible a la puerta sin otra cosa que hacer que
no fuera esperar a que todo acabara.
Pero no acabó. Pues justo cuando sintieron que el suelo
temblaba delante de ellos, la puerta a su espalda se abrió y ellos cayeron el
uno sobre el otro, a un nuevo pasillo.
Y lo primero que vieron cuando abrieron sus ojos, fue el
rostro ensangrentado de Matt.
-¿Se puede saber dónde os habíais metido?- les soltó,
malhumorado.- No estaríais por ahí haciendo guarrerías ¿No?-
-¡Cierra la puerta!- le gritaron los dos al mismo tiempo
y el zombie obedeció.
Nataly y Tom se pusieron en pie. Volvían a estar en otro
pasillo idéntico al resto, pero les dio igual, porque estaban a salvo.
A parte de Matt, también estaban allí Zonc y Jack, que ya
había encogido todo lo que tenía por encoger pues les llegaba a todos más o
menos por las rodillas.
-¿Qué os ha pasado?- preguntó el duendecillo.
Los recién llegados contaron a los otros cómo se habían
ido perdiendo por la casa a medida que ésta no dejaba de cambiar y su extraño
encuentro y huida de la criatura invisible.
Cuando acabaron, les tocó el turno al trío de relatar
todo lo que había pasado en la biblioteca. Su sobrenatural encogimiento, el
incendio y cómo habían escapado por los pelos gracias a la trampilla.
Recorrieron a gatas (y Jack andando) el túnel que partía de ella hasta aquel
pasillo. Resultó que el duendecillo, el zombie y el alquimista senil fueron más
inteligentes, ya que decidieron quedarse donde estaban para no perderse más.
-¿Y Elsie?- preguntó Nataly.
-Ella salió de la biblioteca mucho antes de que pasara
nada.- contestó Jack.
-¿Y no sabéis dónde está?-
Tanto Zonc como el duende negaron con la cabeza.
-Andará explorando por donde no debe- opinó Matt, como si
nada.- Igual que caperucita por el bosque.-
-¿Y dónde está Nate?- preguntó Tom.
-Me temo que eso escapa a mi conocimiento- dijo Zonc.
-Buscando a Elsie seguro que no.-
-Bueno, ahora que ya estamos todos deberíamos ir a
buscarlos- opinó Nataly.
-Desde luego esos dos no encontrarán el camino de vuelta
por sí mismos-
En eso todos estuvieron de acuerdo.
-Lo que me preocupa es lo qué haya podido encontrarlos a
ellos.- murmuró Tom.
Y sus temores estaban cerca de cumplirse, al menos en el
caso de Elsie.
Caperucita Elsie había abandonado la biblioteca con la
intención de explorar la casa y hallar una salida. Al principio todo había ido
bien, incluso era capaz de memorizar el camino que seguía por si tenía que
regresar pero entonces se distrajo mirando las flores del papel pintado de la
pared y cuando quiso darse cuenta, ya no sabía dónde estaba, ni mucho menos
sabía cómo había llegado hasta allí. ¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡Todo a su
alrededor era igual!
Aún así, ella siguió trotando por el pasillo sin sentir
miedo, ni la más leve preocupación perturbó su cabecita hasta que oyó algo
parecido a una fuerte explosión. Eso la paró en seco e hizo salir a la
autentica Elsie que casi se muere de miedo al darse cuenta de que estaba
totalmente sola y perdida en esa horrible casa encantada.
Durante un rato, no pudo ni moverse porque el pánico
paralizó cada músculo de su cuerpo y se quedó apoyada en una de las paredes,
acurrucada en el suelo, deseando que alguno de sus amigos la encontrara antes
de que lo hiciera cualquier monstruo.
No tuvo esa suerte. Le tocó el monstruo.
En mitad del pasillo, algo rompió el silencio que la
envolvía. Un gruñido que sonó muy cerca. Elsie levantó la vista y allá donde el
corredor se adentraba en las sombras, vio algo moverse.
El corazón le dio un vuelco y la respiración se le cortó.
Quiso creer que lo había imaginado, pero cuando volvió a mirar, entre las
sombras vio como una de ellas se separaba de las otras avanzando hacia la luz.
Elsie se puso en pie sin despegar la espalda de la pared
y las manos agarrotadas en torno al asa de la cesta. Contuvo la respiración hasta
que distinguió lo que era. Se trataba de un enorme lobo negro de fantasmales
ojos amarillos.
-No, no, no, no…- se le escapó.
¿Qué hacía un loco allí de pronto?
El animal se detuvo a escasos metros de ella y soltó un
par de gruñidos más, abriendo bien sus fauces para mostrar su letal dentadura.
¿Qué decía hacer? ¿Intentar huir? Llevaba un buen rato
caminando y no había encontrado nada que pudiera servirle de escondite.
El lobo volvió a gruñir y Elsie se olvidó de pensar. Dejó
que fueran sus piernas las que tomaran el control del resto de su cuerpo. Nada
más echar a correr, oyó saltar al lobo y supo que la seguía. Elsie gritó
asustada y aumentó su velocidad. No podía dejar que el pánico la dominara o
estaría perdida, así que intentó pensar en otra cosa pero todo lo que se le
ocurrían eran tonterías.
Pensó que ella no debería estar allí, en la casa de una
bruja malcriada obsesionada con Reward ¡Ni siquiera formaba parte del grupo!
¡Sólo era la fotógrafa! Una fotógrafa no tendría que estar corriendo delante de
un lobo rabioso.
¡Maldito Reward! ¡Y maldito Nate! Imaginar ese rostro
sonriendo como un bobalicón la irritó tanto que empezó a correr aún más rápido.
Ella era perseguida por un lobo y ese imbécil vampiro fiestero estaría haciendo
el tonto por ahí como siempre… ¡Ojala pudiera echarle encima a ese lobo!
El recuerdo de Nate la abstrajo tanto que casi olvidó el
miedo a ser devorada. Lo malo fue que iba tan distraída pensando en él que
apenas tuvo tiempo de frenar antes de que una pared le cortara el paso.
-¡Oh, dios mío!- exclamó. Sus manos evitaron la colisión
por poco, aunque puede que hubiese preferido golpearse la cabeza. Así no
sentiría como esa bestia la despedazaba.
No se atrevió a girarse hacia él pero aún oía sus
gruñidos.
-Maldita sea… ¿Por qué elegí a caperucita? ¿Por qué?-
masculló para sí.
Iba a morir. Elsie lo sabía, así que antes de echarse a
llorar cerró los ojos con fuerza. Resultó una mala idea porque por su mente
pasó una rápida selección de todos los documentales sobre naturaleza salvaje
que había visto a lo largo de su vida.
-Genial- se reprendió a sí misma en voz baja.
-¿Qué es genial?- preguntó una voz.
Elsie abrió los ojos y se giró. El lobo ya no estaba y en
su lugar sólo estaba Nate. ¡Por una vez hasta se alegró de verle! No, lo que
sentía era alivio por conservar la vida.
-¡Nate, eres tú!- suspiró.- ¡Había un lobo enorme
persiguiéndome! ¿No lo has visto?-
El chico arqueó una ceja y se guardó las manos en los
bolsillos de la chaqueta.
-Debes haberlo imaginado…-
-¡No he imaginado nada! ¡Era real! ¡Y me perseguía!-
-Elsie ¿Estás bien? Pareces un poco nerviosa-
-¡¿Nerviosa yo?!- exclamó acercándose a él con fastidio.-
¡¿Te parece poco motivo de nervios que un enorme lobo haya estado a punto de
devorarme?!- No le contestó, Nate sólo levantó la cabeza y sus ojos
resplandecieron a la luz de los candelabros despidiendo una tonalidad muy
extraña que hizo que Elsie se parara en seco a mitad de camino.
Ese color… le dio muy mala espina.
-Nate… que ojos más raros tienes- le dijo. Se dedicó a observarle
con atención y se fijó en que no era lo único distinto; su modo de sonreír
también lo era. No mostraba su típica sonrisita arrogante que siempre llevaba
pegada a los labios. Y que sonrisa más rara tienes.-
Nate se encogió de hombros, divertido.
-Oh, será para… ¿Cómo era ese jueguecito?... para verte y
reírme de ti mejor.- le contestó.
-¿Dónde están los demás?- quiso saber ella.
-Buena pregunta…- comentó él como si no fuera importante-
¿Qué más da? Soy yo el que ha venido a buscarte después de que te largaras.
¡Con lo preocupado que estaba!-
Definitivamente había algo muy raro en él.
-No cuela, Nate. ¿De qué va todo esto?-
Dejó de sonreír y comenzó a acercarse a ella lentamente.
Elsie comenzó a retroceder a su vez.
-Mira Elsie, las cosas son así: me muero de sed ¿Vale? Ya
no puedo soportarlo más.- le dijo.- Y aunque preferiría beberme la sangre de
cualquier otra persona de este mundo… no hay nadie más aquí.-
Era increíble que hasta en una situación como aquella,
encontrara el modo de insultarla.
-Te recuerdo que eres un vampiro crepúsculo- dijo
Elsie.-Esos no se comen a los humanos.-
-Ya, pero resulta que ni me he leído los libros, ni he
visto las películas, así que…-
-¡Venga ya, Nate! ¡No puedes hacerlo!- protestó la chica.
Su espalda tocó la pared y al verse atrapada una vez más, comenzó a ponerse
nerviosa.
-Oye, esto tampoco es plato de buen gusto para mí ¿Sabes?
Es como ir al dentista ¡Hay que hacerlo y ya está!-
Entonces Elsie metió la mano en su cesta y halló el
cuchillo de juguete que se había vuelto verdadero y amenazó con él al vampiro.
Aunque eso no le impresionó.
-¿Qué te propones hacer con eso?-
-¡¿Tú qué crees?!-
Nate sacudió la cabeza.
-¿Crees enserio que un cuchillito te protegerá de un
vampiro?- Elsie apretó el arma con fuerza.
-Si te hubieses molestado en ver la película, no harías
esa pregunta-
El vampiro observó el cuchillo con cautela sin estar
seguro de si lo decía en serio o era un farol. ¡No lo sabía! Y como no podía
arriesgarse, le dio una patada al suelo molesto por esa terrible sed que le
consumía y miró a la chica.
-¡Maldita sea, Elsie! ¡¿Por qué eres así?! ¡Sólo te pido
un mísero litro! ¡Incluso me apañaría con medio! ¿Qué es medio litro de sangre
para ti?- Le dio un puñetazo a la pared e hizo un agujero.- ¡Vamos, lleguemos a
un acuerdo!-
-¡¿Y qué piensas ofrecerme a cambio de mi vida?!- le
espetó ella.
Nate apretó los puños fuera de sí. La sed le estaba
desquiciando como nunca antes lo había hecho nada en su vida ¡Estaba
desesperado! Necesitaba sangre y la necesitaba ya.
-Lo siento, Elsie- le dijo adoptando una expresión seria.
Pero ella negó con la cabeza y movió el cuchillo frente a él.
-¡Nate, no me obligues porque lo haré!- le advirtió,
entre furiosa y asustada.- ¡Sabes que no tendré problema en hacerlo!-
Pero Nate no contestó. Usó su gran velocidad y en un
parpadeo, le arrebató el cuchillo y lo lanzó a un rincón. Al segundo siguiente,
atrapó sus muñecas con una sola mano y con la otra, la agarró del cuello. Todo
pasó tan increíblemente rápido que Elsie ni se enteró hasta que sintió la
frialdad de su mano contra su piel.
Nate estaba preparado, sólo se detuvo un instante para
relamerse y entonces, sintió un golpe en la cabeza que le descolocó. Levantó la
mirada y se topó con la seria mirada de Matt.
-¡¿Qué demonios te crees que haces?!- exclamó el zombie.
-¡Suelta a Elsie, fantasma!-
-Pero, Matt…-
Le propinó una segunda colleja y esta vez Nate, obedeció
soltando a la chica. Elsie cayó al suelo, aunque se levantó al instante
tocándose el cuello. Los demás también estaban allí para rodearles mientras
ella recuperaba la respiración.
-¡Ha intentado matarme!- le acusó ella señalándole con un
dedo.- ¡Vosotros lo habéis visto! ¡Quería matarme!-
-¡Anda ya, exagerada!- replicó Nate con calma.- ¡Sabes
que habría parado de beber después de medio litro!-
-¡No lo habrías hecho!-
Nate se giró hacia sus amigos y alzó las manos en un
ademán sincero.
-¡Tíos, lo habría hecho!-
-¡¿Qué más da?!- exclamó Jack mirándoles desde abajo.-
Tenemos problemas mucho más importantes.-
Elsie los contempló, perpleja.
-Ha intentado matarme ¿Qué es más importante que eso?-
-Por ejemplo, que es esta casa cada vez pasan cosas más
raras- dijo Jack- Y como no encontremos pronto una salida, acabaremos
quemados.-
-O aplastados- murmuró Matt.
-O devorados- añadió Elsie lanzándole una mirada
desdeñosa a Nate.
-O desaparecidos- dijo Nataly.
Sólo Tom la entendió, pero nadie quiso preguntar.
Estaban todos tan alicaídos que ninguno notó que Zonc se
había esfumado hasta que le oyeron llamarles.
-¡Eh, chicos! ¡Venid aquí!- la voz provenía de otro
pasillo cercano.-¡Creo que he encontrado una salida!-
Levantaron la cabeza todos al mismo tiempo, emocionados y
esperanzados al oír eso y salieron corriendo en busca de esa voz. Llegaron en
tropel hasta Zonc, el alquimista. Se encontraba de pie antes una puerta adosada
a una de las paredes. Tenía una pequeña ventanal en la parte superior y fuera
lo que fuera lo que mostraba, Zonc sonreía.
-¡¿Es la salida?!- preguntó Tom. Se precipitaron sobre
él, pero el alquimista les indicó que se calmaran.
-No es exactamente una salida- les aclaró.- Pero podría
conducirnos hasta ella.-
Entonces, los demás se asomaron y comprendieron a lo que
se refería. Aquella puerta parecía dar directamente al inmenso jardín trasero
de la mansión. Al menos allí estaba el cenador iluminado donde la brujita
Cupcake quería que ellos cantaran. No obstante, después de mirar mejor, se
dieron cuenta de algunas cosas extrañas de aquella vista.
-¿Os dais cuenta?- preguntó Tom.- Desde aquí da la
impresión de que estemos mirando el cenador desde el lado opuesto que la otra
vez-
-¿Eso es lo que te parece más raro?- preguntó Jack. Se
había subido al hombro de Matt para echar un vistazo y fumada en su pipa de
duendecillo, ahora autentica.- Porque a mí me resulta más llamativo que parece
que volvamos a estar en la planta baja después de haber subido escaleras
durante horas.-
-Pues a mí no- replicó Nataly.- Esta casa ha estado
jugando con nosotros todo el tiempo y llevándonos a donde ha querido.-
-Parece increíble, pero estáis consiguiendo que todo esto
me dé más mal rollo aún- murmuró Elsie, que no apartaba la vista del cristal.
Su voz se había teñido de una connotación de pánico que era cada vez más
evidente.- No estaréis pensando en salir ahí ¿Verdad? Porque ya veis que…-
-¿Dónde se supone que ves tú nuestra salida?- la
interrumpió Nate, ganándose así una mirada fulminante de la caperucita.
Zonc alzó su mano para señalar algo. Sus dedos se habían
vuelto frágiles y quebradizos, ya que cada vez era más viejo.
-Fijaos en que por detrás del cenador se ve la verja que
tiene vallado el jardín ¡Y no es muy alta!- les explicó.- Si lográramos llegar
hasta allí, podríamos saltar la verja hasta la calle y seríamos libres.-
A esas alturas de la noche, todos habían aprendido a
aceptar como bueno cualquiera que fuera el plan que se les presentara si es que
tenía una mínima posibilidad de éxito. Además, cuestionar un plan cuando no
tienes ningún otro, es una pérdida de tiempo.
-Podemos hacerlo- asintió Tom con confianza.
-Sí, hagámoslo- le apoyó Jack.
-Y que los dioses de Halloween nos protejan- murmuró Matt
sin gran convencimiento.
Elsie miró a unos y otros con sus ojos azules
espatarrados y las manos temblorosas.
-¡Pero ¿Os habéis vuelto locos todos?!- exclamó,
angustiada.-¡¿Es que no veis lo que nos separa del cenador tan claro como yo lo
veo?!-
Algunos volvieron a mirar, pero la mayoría ni parpadeó
-Parece un cementerio…-
-¡Es un cementerio!- chilló Elsie.- ¡¿Ni siquiera os
sorprende?!- Matt se encogió de hombros.
-Es una casa embrujada. Lo del cementerio en el jardín
trasero era algo esperable- comentó sin más.
Semejante pasividad en sus amigos consiguió irritar mucho
más a Elsie que el ataque fallido del vampiro.
-Entonces ¿Os da igual?- les preguntó.- Después de todo
lo que nos ha pasado en esta casa ¿Pensáis lanzaros a atravesar ese cementerio
en plena noche como si nada?-
-Por desgracia, no nos queda otra opción- Dijo Nataly.
Ella entendía la preocupación de su amiga. Todo lo que habían vivido esa noche
no era una invitación al optimismo, precisamente.
-No podemos quedarnos, Elsie- le dijo Jack.- ¿Prefieres
que nos quedemos a esperar que una nueva remesa de monstruos aparezca para
matarnos? ¿O a que llegue un punto en el que Nate, Matt y Nataly no puedan
controlarse más?- El único que no bajó la vista, incómodo, fue el vampiro.- Yo
prefiero salir ahí e intentar escapar de una vez por todas.-
-Y yo- dijo Tom.
-Yo también- añadió Nataly.
-Y yo, por descontado- se unió Zonc.
-Yo haré lo que sea con tal de librarme de esta sed-
-Y yo estoy desfallecido por el hambre- concluyó Matt.
Miró a la caperucita.- ¿Qué dices entonces, Elsie?-
Eso es todo por ahora, pero no os despistéis porque sólo queda el final de
la fiesta. Nos vemos, no me falléis.
Este ha sido la mejor parte hasta el momento... Me ha tenido encogida todo el rato. Solo le faltaba la banda sonora siniestra... De verdad ha sido impresionante. También me he reído cuando Mat encuentra a Nataly y Tom y les pregunta si han estado haciendo guarradas.. Muy buena Sora McLugh.
ResponderEliminar¡¿La mejor parte?! Jajaja, ¡Me alegro de que te haya gustado! La verdad es que ha sido cuando más cosas les han tacado de golpe y encima estando separados cada uno por un lado.
ResponderEliminarUna banda sonora siniestra... si habría estado guay, jaja.
Es que Matt tiene una mente muy sucia, sobretodo desde que es un zombie.^^
Espero que te guste el desenlace.
Allí nos vemos.
Bye
muy buena parte, esto cansada de andar con ellos de buscar la salida, por dios la puñetera casa...y la niña no vuelve? donde esta metida...como no salgan pronto los perdemos
ResponderEliminarmañana leere la ultima parte estoy deseando de saber elfinal.
chaoo
Pero weno... es que tú no lees sentada? Como dices que estás cansada! jajaja.
ResponderEliminarPor ahora la niña se ha esfumado después de la que ha liado y no se sabe nada de ella, pero no te preocupes, que estás brujitas siempre acaban reapareciendo cuando menos lo esperas.
Hasta la próxima!^^
Menuda parte movidita este capítulo! Jajaja, muy intrigante sí señora, no podía parar de leer! A cada párrafo aparecía una nueva criatura, un nuevo problema...sin duda has invitado a gran parte de las criaturas de Halloween a la fiesta! Me gusta^^
ResponderEliminarPero bueno, empezaré desde el principio. Menuda claustrofobia con la bliblioteca, y pobre el leprechaun, que cada vez se ha ido haciendo más peque! Y más gruñón, se ha notado xD
No pensé que Nate fuera a abandonar a sus amigos...pero supongo que el embrujo de vampiro crepúsculo le tenía hechizado! Más le vale, por que se fue tan pancho dejando a los chicos casi morir aplastados.
Y menos mal que encontraron otra trampilla, si no habríamos tenido tortilla de Reward jajaja
Con Tom y Nataly he pasado un poco de miedo (como debe ser) cuando apareció la criatura invisible...es más espeluznante no saber a lo que te enfrentas, si está encima tuya, detrás...pobres, les ha tocado lo peor en mi opinión jajaja aunque le ha servido a Tom para lucirse un poquito con el rollo de caballero medieval.
Y Elsie...lo dije, si es que ese color de caperuza no es una buena idea en Halloween! Aunque si soy sincera, prefiero que Nate me muerda a ser perseguida por el lobo (obviamente)
La casa no deja de perseguir a los chicos, espero que ahora que van a salir al cementerio puedan respirar un poco (sin contar a Nate y Matt xD) Pero me huele a mí que no se van a librar de un par de fantasmas o espíritus, ¿quizás más zombies? Voy a descubrirlo ahora mismo, y también tengo ganas del reencuentro con la brujilla Cupcake, que ya hay ganas de verla y que aclare algunas cosas! Espero que Reward canten de una vez para poder salir de esa casa...espera, seguro que esa es la condición! 8')
¡Jajajaj!
ResponderEliminarLa verdad es que no fue fácil que se me ocurrieran tantos bichos para meter en esa casa y que no pareciera que iban apareciendo en plan pegotes, y eso que tengo una experiencia en pelis de miedo casi tan larga como la de Matt.
Aysss, tenemos que entender a Nate, a parte de que su naturaleza vampirica estaba aflorando mas deprisa de lo que los demás creíamos, él es el chiquitin de Reward y siempre le protegen de todo, así que, si los mayores le dicen que salga, pues él sale.
Lo malo es que después se topara con la pobre Elsie, en fin... yo confio en que habría dejado de beber después de medio litro.
Estas llegando al desenlace, así que estoy deseando leer que te parece el final de la historia de Halloween. Y no te preocupes que Lady Cupcake aparecerá! ^^