sábado, 30 de noviembre de 2013

Pista visual 5



¡Hello, buscadores!

¡Feliz fin de semana a todos! ¿Qué planes tenéis?

Mi plan es contestar a vuestros comentarios y traeros la pista visual 5 de la historia. Hacía bastantes entradas que no subía fotitos y también me gusta ver cuáles son vuestras opiniones, qué os imagináis que pasará a partir de ellas.

En fin, no me enrollo más. Os daré unos segundos para que recordéis cómo terminó el último capítulo y... ¡Aquí la tenéis!



Estoy deseando leer vuestras ideas, espero que sean muchas.
Nos vemos pronto con un nuevo capítulo donde descubriremos quién acaba de aparecer en el carrusel. 

Hasta pronto, buscadores.




miércoles, 27 de noviembre de 2013

Noches de Feria 8


Hola buscadores,
Ya sé lo que me vais a decir ¡Lo sé! Últimamente tengo el blog abandonado y eso no puede ser. Os tengo ahí con la intriga de qué le pasó a la pobre Nataly a lomos de ese caballo y con Tom desaparecido. Lo siento :( He estado ocupadilla por casa, pero voy a intentar recuperar un ritmo más razonable para el blog.^^

Bueno, veamos... ¡Ah sí! Creo que lo último que pasó fue que dejamos a Nataly... potando. ¡Uff! Seguro que os estaréis preguntando qué le pasó después y si Nate tuvo o no el tacto suficiente como para no reírse de ella.
Pues se acabó la espera. Continuamos con Noches de Feria.


Por fin todo había dejado de dar vueltas. El carrusel se había detenido y ella volvía a pisar tierra firme.

Nate la había ayudado a bajar y la había llevado hasta la zona del carrusel más alejada del… lugar del incidente. Ahora se encontraba sentada en el suelo, con las piernas estiradas sobre la tarima del carrusel, sus pies quedaban justo debajo del trasero del caballo sin cabeza, que había resultado ser real. Tenía los brazos cruzados sobre el vientre que la había traicionado y el osito de peluche reposaba en su regazo dándole la espalda como si se avergonzara de ella.

Todavía le dolían la cabeza y el cuello, pero ¿Qué importaba eso ya? Cada vez que pensaba en el ridículo que acababa de hacer… Quería cerrar los ojos y tal vez cuando los abriera, resultaría que todo había sido un sueño y se encontraba al principio de ese fatídico día. Y de ser así… ¿Qué haría diferente para que mejorara?

Para empezar, se marcharía de casa nada más abrir los ojos por la mañana, huiría de todas esas personas con las que había estado, creyendo que lo pasaría bien. Volvería a ese parque y buscaría a Tom, a Jack y a Nate, pero esta vez no se pondría a llorar, ni se estrellaría con el coche y sobre todo, no vomitaría en el carrusel.

-¡Ey Taly-Poty!- Nate apareció de pronto de la nada con su sonrisa y al parecer, con un nuevo e interesante mote. Nada más verle, tuvo que bajar la vista.

-Ni se te ocurra llamarme eso- le advirtió, sin poder evitar cierto tono compungido en su voz, por lo que el chico se apiadó de ella.

-Lo siento- Aunque era obvio que no. Se sentó a su lado, deslizando también sus piernas, cuan largas eran, bajo el caballo decapitado y le tendió una bolsa de plástico.- Te traigo toallitas húmedas y una de esas bebidas asquerosas que te mandan en el médico cuando estás chungo del estomago.-

Nataly alzó la mano para coger la bolsa, sin mirarle.

-Gracias, Nate.-

Utilizó unas cuantas toallitas para eliminar los restos de sudor que le quedaban por la frente y el cuello. Por suerte, no se había manchado ¡Por una vez en su vida Nataly había tenido la adecuada puntería! Después de librarse de esa desagradable sensación de pegajosidad, casi se sintió mejor.

-Siento que hayas tenido que parar la atracción por mi…- Nataly suspiró, incluso le costaba decirlo en voz alta.-… bueno, por mi culpa.-

-No te preocupes ¡hasta me haces un favor!- respondió él. Nataly casi se atragantó con el líquido de la botella al oír eso.- Así puedo descansar un rato. Hoy ya he hecho más de lo que se espera de mí.-

-Pero… habrá que limpiar “eso” y poner la atracción en marcha de nuevo.-

-He mandado a Mico en busca de la fregona y el cubo para que se ponga manos a la obra.-

<<Genial>> pensó Nataly. Ahora había más gente implicada es ese escabroso asunto.

-Pobre chico…- se le escapó. De no haber estado tan mareada se habría ofrecido a hacerlo ella misma, pero temía que sí se ponía en pie habría el doble que limpiar.

-¿Pobre? Sí, quizás tengas razón- admitió Nate, más razonable de lo que había sido hasta ahora y de lo que tenía pinta de ser en realidad.- La verdad es que volver de un descanso y encontrarse con semejante panorama…- Nataly se encogió sobre sí misma, en silencio pedía que la tierra la tragara. Pero no pasó, claro, y tuvo que seguir escuchando lo que él decía.-… Tenía un aspecto tan asqueroso ¡Uf! Ni siquiera puedo imaginar qué habrás comido…-

-¡Basta! ¡Cállate! ¡No sigas hablando de eso!- estalló Nataly sin poder resistirlo más, pero entonces Nate se echó a reír y comprendió que se burlaba de ella.-Pero ¡Serás…!- le dijo mirándole fijamente y pegándole con el osito en la cabeza. No porque fuera lo más blando que encontró, sino porque era lo único que tenía a mano.- ¡Muy gracioso, Nate! ¡No sabes lo mal que lo he pasado, idiota!-

-¿Por qué?- preguntó él cuando por fin pudo dejar reír.- ¿Por vomitar delante de mí? ¡Vamos! ¡Esas cosas ocurren y no pasa nada! ¿Quién no ha vomitado en público alguna vez?-

-¡Pues yo, Nate, yo!- soltó Nataly.- Nunca había vomitado delante de nadie… hasta ahora.- Él se encogió de hombros como si siguiera ver que tenía de terrible.- ¿A ti te ha pasado alguna vez?-

-¿A mí? ¡Montones de veces!- le reveló con increíble facilidad.- He vomitado delante de mis padres, de mis hermanos, de mis compañeros de clase en un autobús bastante mal ventilado volviendo de una excursión… Una vez se me cortó la digestión mientras entrenaba en el gimnasio y por mucho que corrí no llegué a tiempo al cuarto de baño.-

Nataly le escuchó con la boca abierta, literalmente. No porque le hubiera pasado todo eso, sino porque pudiera hablar de ello con semejante tranquilidad.

-¿Y no te dio vergüenza?-

-No. Son cosas que pasan- respondió.- Aunque no pude volver a aquel gimnasio. Ellos insistieron.-

Nataly no pudo aguantar sin echarse a reír después de eso. Ese chico era algo… impresionante. ¿Cómo podía preocuparle tan poco todo? Ni podía imaginar lo liberador que debía ser vivir sin estar pendiente de lo que demás piensan de ti… quizás era ella, que se preocupaba demasiado. Nate podría darle unas cuantas lecciones sobre como tomarse menos enserio la vida antes de que acabara loca.

-¿Te sientes mejor?- Nataly apuró el contenido de la botella y asintió, un poco más tranquila.-¡Genial! En cuanto Mico se deshaga de las pruebas, nos pondremos en marcha de nuevo.- Se acercó a ella para darle un suave codazo de complicidad.- Estas experiencias son las que realmente unen a dos amigos ¡Y tendremos una anécdota genial para contar!-

Nataly dio un respingo.

-¿Anécdota?- repitió como si hubiera oído mal.- Esto no es una anécdota, Nate. Es un secreto.- le aclaró agarrándole del brazo.- No vamos a contarle a nadie esto. Lo que pasa en el carrusel, se queda en el carrusel ¿Entendido?-

-Pero ¡¿No habíamos dicho que no pasaba nada?!-

-¡Hablo en serio Nate! ¡No puedes contárselo a nadie! ¡Y mucho menos a Tom!- Nataly lo dijo sin pensar, pero Nate lo pilló al vuelo.

-¿A Tom? ¿Y a que viene ese interés especial porque no se entere de lo tuyo, Taly-Poty?-

-¡Deja de llamarme así!-

Nate pensaba seguir molestándola con su metedura de pata, lo vio claro cuando sus ojos verdes brillaron con la malicia encantadora típica de los niños que están a punto de hacer una travesura, pero un fuerte alarido le detuvo.

Fue un grito tan desgarrador y grotesco que ambos dieron un bote en el suelo, cosa que no le fue nada bien a la cabeza de Nataly. Y miraron, por los huecos que quedaban libres entre las patas y las colas de los caballos más allá, hacia la verja que rodeaba el carrusel. Vieron como ésta se abría y una figura aparecía.

Por segunda vez, Nataly sintió miedo al ver cómo se acercaba a ellos ese hombre. Bossy caminaba balanceando su barriga de un lado a otro. Con los puños tan apretados que se le marcaban todas las venas de los brazos en su pálida piel. Su rostro, por el contrario, estaba tan rojo que parecía un enorme globo rojo inflado con una mueca de enfado dibujada.

Los chicos se miraron de forma fugaz pero a ninguno le salió una simple palabra.

-¡¡TÚ!! ¡¡TÚ!! ¡¡TÚ!!- comenzó a gritarles.-¡¡TÚ QUE ERES, SIN DUDA, EL MÁS HOLGAZAN, VAGO E IRRESPOSABLE DE ESE GRUPITO DE ZOPENCOS QUE FORMAIS TUS AMIGUITOS Y TÚ!! ¡¡YA PUEDES TENER UNA BUENA EXPLICACIÓN!!-

Nate se removió a su lado.

-Genial, sigo siendo su favorito- murmuró justo antes de ponerse en pie y esbozar una sonrisa demasiado forzada.

-¡Hey, Mr. B! ¡Le veo genial esta noche! ¿Qué le trae hasta mis domini… a esta bella atracción?-

Antes de que Nate diera un solo paso hacia él, Bossy se plantó a ante ellos con tanta fiereza, que éste no se atrevió.

-¡Te he repetido un millón de veces que no llames “Mr. B”!- fue lo primero que le gritó. Tras lo cual, levantó los brazos y se puso a agitarlos con exageración fuera lo que fuera lo que intentaba indicar. Por desgracia, Nate no lo entendió y eso le hizo desesperarse más aún.- ¡¡¿Qué demonios ha pasado aquí?!! ¡¡¿Por qué está parada también esta atracción?!! ¡¡¿Y por qué le falta la cabeza a ese caballo?!!-

Nate soltó un resoplido haciendo gala de una tranquilidad que podía ser real y también fingida.

-¡Vaya Mr. Bossy! ¿Por dónde puedo empezar?- sin detenerse esperar, ya que su jefe no le iba a responder, Nate se pasó la mano por el pelo mientras tenía el sentido común de pensar las palabras antes de hablar.-Veamos… Yo me encontraba en mi puesto de trabajo cumpliendo con mis obligaciones (y con las de Mico, porque se había largado a su descanso en ese momento) cuando una de nuestras encantadoras clientas, de pronto, se mareó y vomitó en mitad de uno de los viajes.-

Bossy estrechó los ojos.

-¡¿Pero quién diablos vomita en un carrusel?!-

Nataly desvió la vista y aún así sintió el momento exacto en que la furiosa mirada de Bossy se clavó en ella, cuando Nate la señaló casi de inmediato.

-Ella-

<<Gracias, Nate>> pensó con fastidio mientras movía sus ojos hacia el hombre.

-Lo siento, Mr. Es que me sentía realmente mal, yo no quería…- se detuvo al contemplar la expresión con que Bossy la miraba. ¡No la recordaba! Aunque al menos le sonaba, porque tenía los ojos tan entrecerrados que sólo veía una pequeña línea blanca entre los parpados. No hacía ni hora que había pasado lo de los coches… Aunque, casi era mejor si no lograba ubicarla.

-¡En fin!- dijo Nate retomando la conversación.- Tuve que detener la atracción, como comprenderá, para evitar que aquello se extendiera… y envié a Mico a por algo para limpiar la vomitona- <<Nate, voy a matarte>> pensó Nataly.- Sólo he parado la atracción hasta que todo esté solucionado, porque pensé que seguir en marcha con “eso” ahí no daría buena imagen del parque.- Cogió aire para añadir.- De lo de la cabeza del caballo no sé nada.-

Bossy sopesó las explicaciones que su empleado le había ofrecido, por suerte ya parecía más tranquilo y tras unos minutos, acabó sacudiendo la cabeza.

-Está bien- dijo finalmente.- Supongo que no quedaba más remedio… ¡Pero en cuanto lo hayáis limpiado todo, quiero este trasto en marcha de nuevo! ¡¿Entendido?!- Nate asintió.- No se te ocurra relajarte ni un poquito, porque volveré a pasar por aquí y si no está todo como debe estar, tendrás grandes problemas ¿Te queda claro?-

-A la orden- soltó Nate, quizás un pelín más animado de lo que debería porque Bossy torció el morro.- Quiero decir que sí, está todo claro.-

Bossy asintió pero antes de marcharse, lanzó una última mirada a la chica como si no se hubiese rendido en su empeño por descubrir quién era, pero no obtuvo éxito y acabó por irse.

Nate esperó a que se alejara lo suficiente para dejarse caer sobre el lomo del caballo decapitado, sin fuerzas. Giró la cabeza apoyando la barbilla sobre él y mostró a Nataly su radiante sonrisa, a lo que ella respondió con una mueca.

-Recuérdame que nunca cometa un delito contigo- le dijo, molesta.- ¡No has tardado ni dos segundos en venderme!-

-Pero porque sabía que no la tomaría contigo ¡Eres una clienta de pago!-

-Pues no he pagado nada por subir aquí- repuso ella.- Pensándolo bien, he hecho perder más dinero a esta feria de lo que me he gastado en ella.-

-¡Parque!- exclamó Nate de improviso.- Esto es un parque de atracciones, Taly. No lo llames feria, mucho menos si estás aquí. Alguien se podría molestar.-

-¿Por qué?-

-Se trata de un tema delicado por aquí…-

Nataly prefirió no hacer más preguntas al respecto y Nate se dejó caer a su lado una vez más.

Repasó todas las cosas que le habían pasado desde que estaba allí y más bien fue como si recordara el argumento de una de esas absurdas películas que emitían por la tarde en la televisión. Y no obstante, allí estaba. Con su vestidito extendido sobre el suelo sucio del carrusel, con un osito de peluche en las manos y… con Nate. Un chico de lo más peculiar pero que, de nuevo le había ofrecido su ayuda de forma desinteresada sin que ella supiera por qué. Otro chico más, genuinamente encantador (a su manera) al que le había caído una bronca por su culpa.

-Tal vez debería irme- murmuró Nataly siguiendo el hilo de sus cavilaciones silenciosas.

-¿Te refieres a irte a otra atracción?-

-No. A irme a casa.-

-¿Por qué?-

-Diría que ya he causado suficientes catástrofes por una noche…-

-¡No te preocupes por eso!-

-No me preocupa lo que he hecho si no lo que podría llegar a hacer- explicó Nataly.- ¿Qué más puede pasarme esta noche?- Nate sonrió.

-¡Yo voto porque te quedes y lo descubramos!- Nataly meneó la cabeza, como siempre ese chico no entendía lo serio que podía ser.

-Tú tienes trabajo que hacer y no quiero causarle más problemas a nadie.-

Lo cierto era que volver a su casa era lo último que quería hacer. No estaba segura de lo tarde que sería, pero aún no era el momento indicado para regresar.

-Tampoco hace falta que salgas corriendo Taly, cosa que, por otro lado, no creo que seas capaz de hacer- En eso tenía bastante razón.- No falta mucho para que nuestros turnos acaben por esta noche y después, puedes venirte con nosotros a divertirte; si ya estás mejor para entonces, claro.-

Nataly volvió la cabeza hacia él para mirarle seriamente.

-¿En serio?- preguntó. Nate le devolvió la mirada, confuso.- Después de todo lo que ha pasado ¿Tú querrías que fuera con vosotros?-

-¿Bromeas? ¡Estoy deseando ver de lo que eres capaz a partir de ahora!-

-Pues lo siento, pero no tengo pensado seguir haciendo el ridículo ni provocando más accidentes.- le advirtió.

A pesar de eso, sintió una ligera emoción ante la invitación. Significó mucho para ella, sobre todo después de lo que le había pasado ese día con los que decían ser sus amigos.

De repente, el cielo nocturno tronó por encima de sus cabezas, tan fuerte y repentino, que al principio Nataly ni siquiera supo lo qué era. E igual de imprevisto fue el fuerte chaparrón que comenzó a caer sobre el parque. Oyeron los gritos de sorpresa de la gente y los vieron salir corriendo, abandonando su preciado puesto en las colas, en busca de un lugar donde protegerse del agua.

Al poco tiempo, el resto de atracciones también se detuvieron y los encargados de estas procedían a cubrirlas de algún modo para que el aguacero que los atacaba no las estropeara demasiado.

Nate seguía tan tranquilo, viendo como el agua empezaba a filtrarse en el carrusel.

-Mmmm… ¿No deberías hacer algo?- le preguntó, pero él ni se inmutó.

-Si el agua se carga el motor podría conseguir un par de semanas de vacaciones-

-¿Y no tendrás problemas?-

-No, no creo- respondió. Pero Nataly le miró arqueando las cejas.-¡Pasará enseguida, Taly! ¡Estos chaparrones de verano no duran nada!- pero el agua seguía cayendo, incrementando su intensidad a cada instante y ella no cambió su expresión hasta que el chico resopló.- ¡Vale! ¡Está bien! ¡Iré a la taquilla a por la llave y cerraré este lugar hasta que deje de llover! Me voy a empapar enterito ¿Contenta?- Nataly sonrió.- ¿Haces esto para vengarte por lo de Bossy?-

-No sólo por eso- le contestó tras pensarlo un poco.

Nate se puso en pie y escondió la cabeza bajó la chaqueta.

-Tú espérame aquí, Taly-Poty-

Y antes de que ella tuviera la opción de contestarle algo, saltó fuera del carrusel y desapareció corriendo a través de la pared que formaba la lluvia.

“Taly-Poty”… sin conocer lo suficiente a Nate, tuvo la certeza de que ese horrible mote la perseguiría siempre, si es que seguía en contacto con Nate y los demás una vez terminara esa noche.

Por más que lo intentaba, no terminaba de comprenderlo. Esos chicos parecían interesados en volver a verla, casi como si ya la consideraran una verdadera amiga y no le cuadraba si tenía en cuenta cómo se había comportado con ellos.

Nataly siempre había puesto un especial cuidado, estando con otras personas, en lo que decía, en lo que hacía... tanto que reconocía haberse sentido un poco contenida en algunas ocasiones. Siempre pensando lo que iba a decir antes de hacerlo, midiendo sus actos y a pesar de todo ese esfuerzo, nunca le pareció que fuera bastante.

Pero esa noche había sido todo lo contrario; los pensamientos se le escapaban antes de decidir si quería decirlos y había hecho cosas que jamás se le había ocurrido que podría hacer delante de nadie.

Nataly abrió más los ojos y la boca al darse cuenta de algo: esa noche estaba siendo más ella misma que nunca. Y aún así, había gustado a esos chicos.

Una revelación de semejante magnitud la dejó en shock en unos instantes hasta que su cerebro comenzó a asimilarla. Pero algo la distrajo. Oyó frente a ella un ruido, al otro lado de la capa de lluvia. Levantó la vista, pero no vio nada. No era sólo la espesa pared de lluvia, sino el resplandor amarillento de los focos del suelo que ascendía entre las gotas con un brillo fantasmagórico. Y también el vapor. El suelo caliente desprendía densas nubes de vapor que se elevaban, resplandecientes como la plata, de modo que no se distinguía la nube de su simple sombra.

Se sintió tontamente atrapada. Y volvió a oír el ruido, más cerca.

Con cierta dificultad, Nataly se agarró al lomo del caballo descabezado y consiguió ponerse en pie. El mundo sólo se tambaleó un poco y aunque tuvo que seguir apoyada, pensó esperanzada que empezaba a recuperarse.

Ahora sí que veía  una figura oscura que se recortaba a través de la lluvia y el humo, bordeado sobre la luz como si fuera quien la desprendía.

-¿Nate?- preguntó Nataly.- ¿Eres tú?-

La figura se movió, y la luz se deslizó con él. Atravesó la lluvia y se subió al carrusel, chorreando agua por todas partes.

-No- le dijo con una sonrisa.- Soy yo.-
 
¿Qué os ha parecido la actuación de Nate frente a Bossy? ¿Y quién será la misteriosa figura que ha aparecido a través de la lluvia?
Nos vemos muy pronto buscadores, lo prometo.
Adiós^^
 
 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Noches de Feria 7


¡Saludos, buscadores!
Han pasado varios días sin que hiciera acto de presencia por el blog, pero he estado muy ocupada. Además, la ansiedad me carcome porque como todos sabréis... ¡Hoy se ha estrenado "En llamas"! Y yo llevo estresada desde hace semanas esperando que saliera. Por desgracia, aún tendré que esperar un par de días para ir a ver a mi chico del pan :(

Pero bueno, para olvidarlo ¡tengo a mis chicos de Reward! Especialmente a Nate, que en la última entrada nos quedamos casi a mitad de presentaciones con él. ¿Lo recordáis? Ya sabíamos que el chaval es muy divertido (nos acordamos de sus grandes momentos en Halloween) pero lo que no sabéis de él aún es su aspecto físico ¿Verdad?

Pues hoy por fin, lo descubriréis. Sólo tenéis que seguir leyendo, buscadores.


Parecía ser algo más joven que Jack y Tom, aunque no demasiado. Curiosamente era más alto que ellos dos, y un tanto larguirucho. Llevaba el pelo castaño cortado de un modo moderno y desenfadado, le caía por la mitad izquierda del rostro, delgado y ovalado. Sus ojos eran grandes y de un verde brillante, quizás eran los que delataban su recién abandonada niñez porque brillaban con esa despreocupación de los niños. Su nariz era grande y redondeada y su sonrisa traviesa jamás se borraba de los labios, era tan grande que parecía salírsele de la cara.

Era un chico realmente guapo. Nataly se dio cuenta de que muchas de las chicas se inclinaban tanto sobre sus caballitos para mirarle que podrían haberse caído y él les devolvía la sonrisa, con evidente placer. No era un atractivo cautivador como el de Jack, ni era el encanto especial que Tom desprendía, era otra cosa… esa mezcla entre niño y hombre que aún caracterizaba sus rasgos era lo que llamaba la atención de todas las chicas.

-¿Cómo lo llevas por ahora?- le preguntó Nate cuando estuvo frente a ella.

-Bien, bien, voy… bien- Pero mentía. No se encontraba nada bien, no obstante Nate no era de los que se fijan lo suficiente en nada como para saber cuándo le mentían.

Se apoyó en la cabeza del caballo para acercarse más a ella.

-Bueno Taly… ¿Te puedo llamar Taly?- Nataly se encogió de hombros y él lo tomó como un sí.- Ahora que estamos solos tú, yo y el caballo, cuéntame la verdad.-

-¿Qué verdad?-

-La verdadera razón por la que estrellaste el coche contra la valla.- respondió, impaciente.- ¿Qué pasó? ¿Intentabas impresionar a alguien? ¿Perdiste una apuesta? ¿O ibas en plan suicida sólo para llevarte a otro por delante?-

Cuantas más posibilidades se le ocurrían, más absurdas eran y más emocionado parecía él, tanto que Nataly lamentó decepcionarle.

-¡No fue nada de eso! Fue una rubia psicópata que intentó matarme y mis nulas capacidades para manejar maquinaria pesada hicieron el resto.-

-¡Uh! ¡Me encantan las historias de rubias! ¡Cuenta, cuenta!-

Y Nataly lo hizo. Le contó todo desde que se había subido a ese traicionero coche de la muerte hasta el ataque letal de la rubia que casi consigue incrustarle el volante en la frente.

Nate escuchó la historia totalmente absorbido, y su expresión iba variando según el momento que escuchaba era más o menos intenso, hasta hacia muecas de sorpresa como si estuviera viendo una película.

Por desgracia, el relato no sirvió para que Nataly se olvidara de su malestar, más bien lo empeoró. Al recordar el miedo que había pasado, las entrañas se le removieron como si alguien las estuviera agitando con una fría cuchara sopera. La verdad es que había tenido mucha suerte, aquel accidente podía haber terminado mucho peor.

-¡Vaya historia! ¡Es lo mejor que he escuchado en mucho tiempo!- exclamó Nate realmente impresionado. Demasiado como para darse cuenta de que aquello era lo peor que le había ocurrido a Nataly en mucho tiempo.

Sólo con pensar en ello notaba como todo empezaba a dar vueltas de nuevo, sin contar las que estaba dando realmente.

Pensó que lo mejor sería cambiar de tema antes de que el chico le pidiera los detalles más escabrosos.

-Bueno… Ahm…- murmuró Nataly.-… dime Nate ¿Tú también tocas en el grupo de Tom?-

Ante tales palabras, Nate arqueó las cejas y se irguió separándose del caballo.

-¿Perdona? ¿El grupo de Tom? ¡Querrás decir el grupo de Nate!- la corrigió sacando pecho con orgullo.- De hecho, ese será el nombre que llevará; en cuanto consiga que los demás se olviden de esa tontería de <<Reward>>…-

Reward… a Nataly le gustó.

-¿Y por qué debería llamarse “El grupo de Nate”?-

-¡Pues porque yo soy la gran estrella!- afirmó Nate y adoptó una pose  que bien podría servir para la portada de cualquier disco de música.- Yo canto, toco el piano, bailo e incluso escribo las canciones. Canciones divertidas y con ritmo, no como Tomasín que tiene el monopolio de las canciones cursis.-

Era obvio que no lo decía en serio, pero Nataly se lanzó de lleno en su defensa.

-¡A mí me gustan las canciones de Tom!- exclamó.- Son preciosas y muy románticas.-

-Sí, lo sé. Pero “El grupo de Nate” no toca sólo canciones románticas, “El grupo de Nate” toca sobre cosas…- Calló de pronto como si acabara de darse cuenta de algo. Miró a Nataly con una sonrisilla sinuosa que no le gustó nada.- Así que… ¿Tomasín te ha dejado oír alguna de sus canciones? Es bastante impresionante.- Nataly se ruborizó.

-Bueno, sólo la parte que ya tenía escrita.-

-¿Encima estaba sin acabar? Más impresionante aún-

Los nervios afloraron en Nataly como un latigazo en su estomago, lo cual no hizo sino empeorar el estado en el que se encontraba.

-¡En fin! “El grupo de Nate” pronto estará preparado para despegar, llegará a lo más alto y nos conocerán en toda Irlanda. ¡Y después en el mundo entero!- Nate extendió los brazos como si así pretendiera abarcarlo todo, pero los caballos le entorpecieron el camino. Los ojos le chispeaban de la emoción como si hablara de una realidad.- ¡Seremos súper famosos! ¡Tendremos chicas, coches y tanto dinero que volveré aquí y compraré este parque! Pero no de golpe, iré comprando las atracciones de una en una para que el capullo de Bossy se confíe, pero al final, me haré con todo.-

Nataly se echó a reír hasta que los ojos se le llenaron de lágrimas.

-¿Y qué harás con Bossy? ¿Le echarás del “Parque de atracciones de Nate”?-

-¡Me gusta cómo suena eso!- exclamó él.- No, claro que no. Le pondré a trabajar en su querido carrusel, día y noche. Con esta musiquilla de los infiernos que te taladra los oídos y a la que es imposible acostumbrarse.-

Eso también le hizo gracia a Nataly pero intentó contener la risa. La última carcajada la había revuelto más incluso de lo que ya estaba.

-Lo tienes todo muy bien pensado, Nate. Ojala que se te cumpla algún día.-

-¡Pues claro que se cumplirá, Taly!-

Nataly meneó la cabeza para después tener que apoyarla en la barra de mental, sentir su frescor en la piel del rostro le alivió del calor y del sudor que empezaba a recorrer su piel.

-Me gustaría ser tan optimista como tú- le dijo al chico.- Pero siempre me ha resultado más fácil esperar lo peor y no sé por qué.-

Tener una visión negativa del mundo no es que le encantara. La obligaba a estar siempre alerta por lo que pudiera pasar y eso era tan agotador. No se lo explicó a Nate porque dio por hecho que alguien como él jamás lo entendería.

-Está bien. Te contaré el secreto para ser como yo- anunció Nate sin molestarse demasiado en hacerse el misterioso.- ¡Las cosas siempre salen bien! Pero debes confiar en ello. Yo lo llamo “La teoría de Nate”.-

-Vaya, no me digas.-

-Verás, siempre que pretendes conseguir algo, obtienes una parte buena y alguna pega, digamos que el resultado siempre es “regular”- le empezó a explicar.- Si antes de intentarlo, ya piensas en que todo te va a salir espantosamente mal, ese “regular” se convierte en un “fatal”- Nataly frunció el ceño.

¿Qué le estaba diciendo? ¿Qué se había estrellado con el coche de choque porque pensaba que eso sería lo que pasaría?... Tenía que admitir que no se había subido a ese coche con los mejores pensamientos. ¡Sí hasta le había dicho a Jack que provocaría un accidente antes de que pasara nada! Aún así, no le convencía del todo que sus pensamientos pudieran ser la causa de lo que le pasaba.

Nate captó su gesto ceñudo y siguió hablando.

-La parte buena de todo esto es que, si antes de hacer nada confías en que todo te saldrá “genial”, cuando lo hagas “regular” te parecerá que es “genial” de verdad.-

-Pero ¿Y si no es así?- preguntó Nataly.- ¿Nunca has confiado en que algo te iría genial y después ha resultado fatal?-

-No, nunca. ¡A mí todo me sale genial!-

-Dirás que te parece que te sale genial…-

Nate se encogió de hombros.

-Con el paso del tiempo, Taly, lo uno se convierte en lo otro.-

<<La teoría de Nate>> piensa que todo es genial hasta que lo sea. Jamás se le habría ocurrido pensar así, aunque le pegaba bastante a él. Parecía tan seguro y feliz que Nataly deseó poder mirar el mundo a través de sus ojos. ¿Y si resultaba que era verdad? ¿Funcionaría igual para ella?

-¿No te sientes genial ahora que conoces el secreto, Taly?-

Como le habría gustado poder decir que sí, pero no era verdad. La historia de “La teoría de Nate” la había mantenido distraída mientras su malestar se había reagrupado en su estomago con cada vuelta que daba subida en ese horrible cacharro.

Ahora que tenía la mente libre para pensar en ello, se dio cuenta de que éste estaba dando la cara.

-No… me encuentro fatal- se quejó ella. Todo el cuerpo estaba protestando y cuando identificó lo que le pasaba en realidad, fue tarde. Algo se agitó por dentro y Nataly se llevó una mano a la boca en un acto reflejo.- Oh no…-

Nate se dio cuenta también y dio un salto hacia atrás con los ojos abiertos como platos.

-Ay Taly, no irás a…-

Pero “La teoría de Nate” volvió a cumplirse esa noche. Nataly había pensado que se marearía y así fue.

Logró girarse a tiempo hacia un lado donde no había nadie, pero al final acabó vomitando en ese carrusel de un modo… fatal.

¿Qué os parecido? En lugar de preguntaros si real o ficticia y teniendo en cuenta que la mayoría somos chicas os lanzo una nueva pregunta ¿A quién preferís por ahora: Tom, Nate o Jack?

Nos vemos, buscadores^^