sábado, 15 de marzo de 2014

Noches de feria resolución



¡Feliz finde, buscadores!

Una vez más me he retrasado más de lo que me habría gustado en colgar una nueva entrada ¡Lo siento! :(

Ando más o menos igual de ocupada que siempre, pero supongo que esta vez se ha debido a que me da mucha pena poner punto y final a Noches de Feria y como ya sabréis, esta será la última entrada sobre la historia.
Curiosamente, no me dio tanta pena terminar de escribirla pero si me da pena ahora que he acabado de subirla al blog. No sé por qué, ya que seguiré escribiendo sobre Tom, Jack, Nate, Matt y Zonc; aún quedan muchas cosas por contar de Reward, así que supongo que me da pena despedirme de nuestro querido parque-feria (aysss... ) y puede que también un poco de Mr. Bossy... no, de él no ¬¬. 

Pero como tampoco podía alargarlo más, hoy os traigo, como siempre que acaba una historia en este blog, la respuesta a la pregunta con la que os he estado molestando durante estos meses: Noches de Feria ¿Real o Ficticia?

Todas vosotras, mis queridas buscadoras, habéis contestado que es Real. Y lo habéis tenido claro desde el principio ¿Eh? Así que os tengo que decir que... ¡Teníais razón!




¡Muy bien! No habéis perdido facultades desde Callejones, jajaja.

Sí, Noches de Feria es real. Antes de que nuestros queridos chicos grabaran el primer disco y empezaran a hacerse famosos, trabajaron en un parque de atracciones. Y por tanto, todas las historias que han contado sobre cómo se conocieron y cómo nació Reward es la pura verdad.
Y con respecto a Nataly... ¡También es real! La primer fan, seguidora o lo que sea de Reward. Y claro, esto también significa otra cosa: es posible que en otras historias reales de Reward, vuelva a aparecer... pero eso es adelantarse demasiado.

¿Qué más puedo contaros sobre esta historia antes de terminarla definitivamente?

Fue la primera historia sobre Reward que empecé a escribir y según mis notas, la feria abrió sus puertas allá por Julio del año pasado, pero entre medias he escrito y terminado otras historias del grupo (y otros relatos de otras cosas) por eso no pude terminarla hasta hace poco. Pero he aquí el origen.

Es la historia de Reward más larga por el momento y la que más imágenes tiene. Y también más canciones.
Y no sé qué más... de todos modos, si alguien tiene alguna pregunta sobre la historia y me la quiere dejar en un comentario, ya sabéis que yo respondo lo que sea.

Bien, os estaréis preguntando ¿Y ahora qué?

Me gustaría dejar alguna pista sobre cuál será la nueva historia que comenzará en el blog, pero la verdad es que no lo he decidido aún (soy un desastre, lo sé). Tengo que tomar decisiones y organizarme para que luego no me pille el toro.

Pero muy pronto tendréis noticias mías, buscadores. Y de Reward.
Una vez más, muchas gracias a todos los que habéis seguido esta historia de principio a fin. Gracias por vuestros comentarios y seguid atentos a vuestros monitores.

Ahora que conocéis a los chicos de Reward, seguro que queréis saber más sobre ellos.

Hasta la próxima historia, buscadores.





domingo, 2 de marzo de 2014

Noches de Feria 18



Hola buscadores,

Feliz fin del fin de semana, espero que lo hayáis pasado bien o que al menos aún os quede algo divertido por hacer hoy antes del temido lunes.

Como sabéis y habréis estado esperando, hoy os traigo el final de Noches de Feria. Después de no sé cuantos meses hoy se cierran las puertas del Parque "Fun and Laugh with family" y nos despedimos de Tom, Jack, Nate, Zonc, Matt y de Nataly, claro.

Espero que os haya gustado la historia, buscadores, que os haya hecho pasar algunos buenos ratos y os haya servido de entretenimiento cuando queríais escapar de la realidad, que son básicamente algunos de los motivos por los que la escribí.

La semana que viene subiré una entrada especial como hice con Callejones con la resolución, así que es vuestra última oportunidad ¿Real o ficticia?

Hasta la próxima buscadores, acordaos de Reward cuando visitéis algún parque de atracciones.



Nataly y Tom habían andado mucho por ese parque. Juntos y en silencio, igual que lo hacían en ese momento; cada uno perdido en sus propias cavilaciones, pero sin dejar de ser conscientes de la presencia del otro.
No obstante, ese paseo sería el último de la noche y eso lo convertía en algo diferente.
Tom caminaba con evidente rigidez en sus pasos por culpa de la incertidumbre. No se permitía anticipar las palabras de su amiga y había dejado de mirarla de reojo porque su expresión le resultaba incierta.
Y eso era porque Nataly se sentía más en paz consigo misma de lo que nunca había estado. Se había dejado convencer por esa repentina claridad con la que veía ahora todas las cuestiones que solo unas horas antes habían estado a oscuras. Disfrutaba de esos momentos de tranquilidad y seguridad en sí misma a sabiendas de que no podría retenerlos para siempre.
Una persona no cambia drásticamente de la noche a la mañana. Un gran cambio, si es que llega a producirse, precisa de tiempo, paciencia y perseverancia para instalarse en la persona. Por eso sabía que, algo del miedo y sus dudas pasadas regresarían, porque aún formaban parte de ella.
Pero por ahora, se mantenían a una distancia lo bastante alejada como para sentirse capaz de hacer cosas como plantar cara a sus padres o hablarle a Tom con sinceridad.
La salida del parque era la misma entrada que Nataly había atravesado al llegar. Aunque habían pasado tantas cosas desde ese momento que no le pareció la misma. Y seguramente si alguien que la hubiese visto entrar, la mirara ahora tampoco creería que era la misma chica.
El límite del parque era un gran arco metálico con puertas de enrejado negro abiertas de par en par. De él partían, hacía ambos lados, filas de pequeños arcos idénticos, enlazados unos a otros y que se perdían formando una hermosa alambrada protectora del parque y de cuanto contenía.
En lo alto del arco central había unas letras iluminadas con luces de distintos colores formando el orgulloso nombre del recinto. No había ni una sola bombilla apagada, cosa que sorprendió a Nataly cuando se detuvieron justo bajo el arco.
A sus pies se formó un corro de luz por efecto de los focos, pero la oscuridad los rodeaba extendiéndose hasta el silencioso aparcamiento que solo estaba iluminado a medias por unas cuantas farolas.
-¿Quieres que te acompañe a buscar el coche?- preguntó Tom.
-No, no hace falta- respondió Nataly.- Creo que recuerdo dónde lo dejé.-
-¿Y estás segura de que puedes conducir…?- La chica torció la cabeza poniendo los ojos en blanco. -¡Está bien! Lo siento, ya sé que estás totalmente recuperada.- Se llevó una mano al pelo en un acto reflejo de nerviosismo y preguntó: -Bueno ¿Vas a decirme lo que estás pensando?-
-Sí- contestó ella tras unos instantes de vacilación. Aún así le parecía tranquila, incluso cuando desvió la mirada hacia el corro de luz del suelo.- ¿Te puedo hacer antes una pregunta?-
-Claro-
-¿Has tenido alguna vez uno de esos días en los que pierdes la fe en… tu familia, tus amigos e incluso en ti mismo y aún así, una parte de ti, sigue esperando que suceda algo bueno?-
No era la pregunta que esperaba, en realidad hacía un rato que no sabía qué esperar de esa situación, pero se lo pensó deprisa.
-Mmmm… no- respondió él. Y de algún modo se sintió mal por ello.
Nataly se dio cuenta, así que se volvió para mirarle después de respirar hondo.
-Yo sí- le dijo.- He tenido bastantes últimamente, la verdad. Y hoy ha sido uno de ellos, quizás el peor de todos.-
-¿El… peor?-
-Sé que suena dramático- reconoció Nataly sin darle mucha importancia.- Pero es que hoy me he sentido más sola y decepcionada que nunca-
Tom cambió el peso de una pierna a la otra, un tanto nervioso.
-Siento que te hayas sentido así- le dijo. Se moría de ganas por preguntarle por lo que le había pasado, porque en su mente se barajaban un millón de posibilidades sin que supiera cual era la verdadera.
Pensó que tal vez ella había cambiado de opinión y era eso lo que quería contarle, pero entonces la expresión de tristeza de la chica se esfumó con tan solo un movimiento de cabeza. Fue como si desterrara esos pensamientos y ya no pudieran perturbarla, porque sonrió más relajada.
-Tom, quiero darte las gracias- El chico entrecerró los ojos, extrañado.- Hasta que llegué a este parque estaba siendo el peor día de mi vida ¿Sabes? Pero después te conocí a ti y todo empezó a cambiar. Tú tenías razón: es posible transformar un día malo en uno bueno.-
-Ah…- Eso fue lo único que Tom pudo decir, de lo impresionado que estaba.
-Lo que intento decirte es que ha sido todo gracias a ti- continuó Nataly. Entonces se acercó más a él, luchando contra su propia vergüenza.- Tú has sido lo bueno que estaba esperando.-
Al chico se le formó una sonrisa instantánea, a pesar de que tuvo que bajar los ojos, abrumado.
-Yo no he… hecho nada como para que tú…-
-¡Claro que sí! Tú y tus amigos. De no ser por vosotros habría vuelto a casa y todo seguiría igual, excepto porque estaría rumbo a Brasil…-
-¡¿Brasil?!-
-¡Da igual!- exclamó ella, aunque la expresión de Tom siguió siendo de alarma.- Jamás podré agradeceros lo que habéis hecho por mí. Sois unos chicos realmente especiales.- Vaciló un poco, pero añadió:- Sobretodo tú-
Le pareció que Tom iba a sonreír como siempre, pero en su rostro emergió una sonrisa distinta, suave y dulce. Porque toda la tensión que le había torturado durante aquel discurso se desvaneció en un segundo.
Por mucho que ella quisiera pensar que había sido salvada o algo parecido por él, Tom sabía la verdad. Lo había hecho ella sola ¡Era una persona asombrosa! No obstante, ni en un millón de años se daría cuenta ni se vería tal y como él lo hacía en ese momento en que sus ojos la recorrían una y otra vez.
Tom alzó la mano derecha, sin ninguna duda y la dirigió al rostro de la chica, igual que cuando se conocieron. Aunque esta vez no había restos de lagrimas que retirar.
Un mechón de cabello verde se le había escapado del moño y él lo contempló, divertido, para después colocárselo detrás de la oreja.
Entonces se dio cuenta de que no sabía qué más decirla. Las pocas palabras que quedaban en su mente estaban siendo borradas por una nueva melodía a todo volumen que acababa de nacer en él.
Y ya que no encontraba nada que decirle, sólo había una cosa que le quedaba por hacer. Se acercó un poco más y la besó.
Percibió la sorpresa de la chica, aunque por el modo en que la había mirado, creyó que esperaba que lo hiciera. Se puso tan nervioso, que se apartó de ella enseguida, pero antes de que hubiera abierto los ojos, Nataly le agarró de la camiseta con los dedos y le dio un suave tirón para que no se alejara.
Una fugaz sonrisa cruzó por su rostro antes de volver a besarla.
El corazón se le desbocó y la cabeza se le llenó de notas que bailaban frente a sus ojos junto a las palabras desaparecidas, jamás una melodía le había sonado tan bien como esa, y sin embargo, la hizo a un lado para concentrarse en lo que sentía.
Nataly le gustaba, muchísimo. Le había gustado desde el momento en que sus ojos la habían visto por primera vez, aún así aquello era extraño. Le habían gustado otras chicas y las había besado sin sentir nunca la conexión que sentía con ella. Como una inmediata compenetración entre los dos. Y ciertamente le asustó la intensidad con la que lo sentía. Al menos hasta que las manos de Nataly se posaron sobre sus hombros, como si lo hubiera hecho así siempre. Y sus brazos se movieron también, sin que él los guiara, hasta la cintura de Nataly.
Y de pronto, su mano palpó algo frío y húmedo bajo la sudadera de la chica que le desconcentró.
-¿Qué pasa?- preguntó ella.
Tom alzó su mano cubierta de un pegote de moco verde.
Miró su mano y la expresión de susto de Nataly al reencontrarse con esa odiosa sustancia y no pudo evitar echarse a reír.
Nataly dio un respingo.
-¡Oh, vamos! ¡No te rías! Qué vergüenza… ¡Mira esa cosa!- Se quejó pero solo consiguió que Tom se riera más. Al final incluso a ella se le escapó una carcajada.
-Tengo que irme- anunció Nataly cuando dejaron de reír. La emoción se le atascaba en la garganta y en el estomago con tan solo mirarle, pero le gustó sentirse así.- Hasta pronto.-
-¿Nos veremos pronto?-
-Sé dónde encontrarte- dijo ella.- Así que vendré a buscarte.-
-¿Sí?- Tom sonrió -¿Lo prometes?-
En lugar de responder, Nataly volvió a besarle.

Σ                                                                    Σ                                                        Σ

Nataly atravesaba el aparcamiento todavía obnubilada. Se deslizaba sobre el asfalto como si fuera una suave nube que la mantenía suspendida por encima de todo y de todos. Y allí arriba no había nada salvo ella y el recuerdo de Tom.
Daba vueltas y vueltas sin preocuparse por haberse desorientado entre tanto coche. Tampoco le molestaba la escasa luz mortecina de las farolas que había cada cien metros, ni el hecho de estar golpeándose las piernas con los bajos de los coches cada vez que daba un paso.
Hasta que se golpeó de verdad contra un coche muy particular. Era un coche que ella conocía y que reconoció enseguida, a pesar de no ser el suyo.
-Siguen aquí- murmuró tan perpleja como si fuera un fantasma.
Por lo visto sus “amigos” tampoco habían abandonado el pasque aún. No había vuelto a pensar en ellos desde su charla con Zonc, y ahora que los recordaba, era extraño que no se los hubiese vuelto a encontrar.
El dolor seguía palpitando en su rodilla cuando oyó unas voces que se acercaban.
-¡Jo, tío! ¡Qué bueno!-
-¿Verdad? ¿Verdad que sí? Ya te lo dije-
-¿Y recuerdas ese video que…?-
-¡Oh, sí, sí! ¡Cuando le dice eso de…!
-¡Eso! ¡Eso! ¡Es buenísimo!-
Las dos voces masculinas estallaron en carcajadas tan potentes que sus ecos sacudieron el aparcamiento entero. Y fueron seguidas por un suspiro aburrido con cierto deje femenino.
Lo reconoció todo al instante, pues había soportado conversaciones de ese tipo muchas veces y ella también había suspirado así.
En ese momento, supo que se le planteaba una decisión que debía tomar rápidamente: quedarse y enfrentar a sus amigos sin saber qué diría o que le dirían ellos, o bien huir antes de que la descubrieran.
La antigua Nataly no habría necesitado pensárselo, siempre huía de confrontaciones como esa. Pero la chica que había descubierto que podía ser y que era esa noche, se lo pensó. Recordó todo a lo que se había enfrentado y si era cierto que la seguridad que latía en su corazón acabaría por desvanecerse, valía la pena actuar mientras aún la sintiera.
De modo que se quedó junto al coche y dejó que las voces llegaran hasta ella. Muy cerca, había una de esas farolas rociando el suelo con su luz y que le sirvió para ver el asombro que contrajo los músculos de los rostros de sus tres amigos cuando la vieron. Uno de ellos se quedó congelado en mitad de una carcajada tardía.
Shane, Jason y Allison. Se quedaron paralizados ante ella, mirándola con los ojos como platos (quizás porque no esperaban encontrarla, quizás por su aspecto verde y magullado y por el osito), tanto así que la hicieron sentir incómoda, amenazando así la confianza en la que se había escudado.
-Hola- acabó saludando ella.
Los recién llegados parpadearon y se miraron entre sí como para asegurarse de que no eran víctimas de una alucinación provocada por algodón de azúcar en mal estado.
Y no lo era, así que Shane, el más alto de los tres, dio un paso al frente.
-Hola Nati… vaya, si estás aquí-
-¡Feliz cumpleaños!- exclamó Allison. Los chicos dieron un respingo.
-¡Sí, felicidades!-
Nataly sacó el móvil de un tirón de su bolsito, con una agilidad impropia en ella y que podría haber causado un nuevo accidente en caso de que se le hubiese escapado de las manos.
-No es mi cumpleaños- les soltó sin dejar entrever el enfado que realmente se estaba forjando en su interior. Les mostró la pantalla iluminada.- Son más de las doce. Ya es un día completamente distinto.-
<<Por suerte>> pensó mientras guardaba el teléfono.
-¿Qué estáis haciendo vosotros aquí?- les preguntó, aprovechando que los otros se habían quedado pasmados.- Dime Shane ¿Qué fue de tu urgencia? ¿Lo resolviste?-
La expresión del gigantón le traicionó, pues quedó al descubierto que no tenía ni idea de lo que le hablaba. Aunque intentó salvarse.
-Ahm… ¡Sí! Sí, sí, sí, sí. Ya lo solucioné todo y antes de lo que pensaba- contestó.
-¡Claro! Y como estaba resuelto pues… llamamos a tus padres y ellos nos dijeron que habíais venido a celebrarlo aquí- le ayudó Jason.- Y por eso nosotros también hemos venido.-
Allison solo aportó una sonrisilla más o menos sin forzar y un gesto afirmativo de cabeza.
Quizás Nataly debería haberles seguido el rollo y continuar interrogándoles hasta que ya no supieran que responderle, pero el enfado estaba aumentando al escuchar sus mentiras.
-No he venido con mis padres- dijo sin más. Y observó como los chicos volvían a intercambiar un desfile de miradas nerviosas.
-¿Y has venido sola? ¿A una feria?-
Nataly apretó el osito con orgullo y no se amilanó por ese tono de condescendencia.
-¡Parque! ¡Esto es un parque de atracciones y no una cutre feria!- les dijo en primer lugar.- Y sí, he venido sola ¿Con quién iba a venir si no? Pero da igual, porque no he estado sola en absoluto.- La miraban extrañados, sin entender una palabra, como era de esperar.- Antes de que penséis en inventaros algo más, os diré que ni mis padres ni nadie sabían dónde estaba, así que ya podéis contarme por qué habéis venido-
Nunca se había dirigido a ellos (puede que a nadie) con tanta dureza y por eso, la miraban como si se hubiese transformado de pronto en un vegetal de cincuenta metros de alto.
-Está bien- dijo Shane, reaccionando- Mira Nati… no había ninguna urgencia ¿Vale?- <<No me digas>> pensó ella. Finalmente le contarían la verdad y ella tendría que soportarla, fuera la que fuera.- Es que… me regalaron tres pases gratis para todo el parque y hoy era el último día en que podíamos usarlos. Ya sé que era tu cumple y habíamos quedado pero… me daba mucho rabia que fueran a perderse.-
-¿Eso es… todo?- preguntó Nataly. Tanto misterio y mentiras para eso. No lo entendía.- ¿Y por qué no me lo dijisteis desde el principio?-
La mirada de Shane se desvió hasta Jason y Allison que permanecían callados y cogidos de la mano.
Tres pases… Shane había dicho que sólo le habían dado tres pasas. Uno para él, otro para Jason ¡Claro! Era su mejor amigo y el tercero… para Allison. Había preferido dárselo a ella, aunque solo la conocía de hacía un par de meses, pero era la nueva novia de Jason. Así que antes de perder los pases porque le faltaba uno, había preferido posponer el cumpleaños de su amiga con una mentira.
Y por eso no podía decírselo.
-Ya veo…- murmuró Nataly.- ¿Y os habéis divertido?-
Todos levantaron la vista a la vez.
-Bah Nati, no te enfades… si ha sido una tontería- dijo Jason, como siempre, poniéndose el traje de conciliador al presentir el conflicto.
<< ¿Qué no me enfade?>> pensó << ¿Acaso no tengo derecho a enfadarme?>>
Además ¿Lo había imaginado o es que ni siquiera se habían intentado disculpar?
¿Qué esperaban de ella? Lo sabía muy bien. Querían que ella, tan diplomática como siempre, bajara la cabeza y les dijera que lo comprendía y que no pasaba nada.
Lo esperaban porque eso es lo que habría hecho la Nataly del pasado, pero ésta no.
Taly-Poty no iba a bajar la cabeza.
-¡Claro que estoy enfadada! ¡Estoy muy enfadada contigo! ¡Contigo! ¡Y contigo!- los fue señalando uno a uno con un dedo, después de enganchar el osito con el otro brazo.- ¡Es mi cumpleaños! ¡Y no solo habéis pasado de mí sino que me habéis mentido!-
Nadie contestó, al menos tuvieron la decencia de guardar silencio como si estuvieran avergonzados, aunque seguía echando en falta una disculpa.
-Reconozco que también estoy triste- continuó.- Hace tiempo fuimos amigos de verdad o eso creía yo, pero está claro que no era así porque nos hemos ido distanciando sin darnos cuenta y a vosotros os ha dado igual. Y yo estoy cansada de no poder hablar con nadie y sentirme apartada y fuera de lugar cuando estoy con vosotros.-
-Bueno, yo no creo que sea para tanto…- murmuró Allison.
-Sí que lo es y tenía que decirlo- insistió Nataly.- He visto cómo es una amistad verdadera y no es esto- sacudió la cabeza y el mechón verde suelto le golpeó la nariz.- Ni siquiera… no creo que sea culpa de nadie; ni vuestra ni mía. Son cosas que pasan.-
-Mira Nati, no te pongas tan dramática- intervino Shane, a la defensiva.- No nos ha pasado nada ¿Vale? Todo está bien. Esto ha sido una tontería. Vale que no ha estado bien y lo admito. Pero tampoco es para que te lo tomes así, ni montes todo esto. Si quieres, quedamos otro día y celebramos tu cumpleaños.-
¿Qué no era para tanto? Nataly pensó que bromeaba, pero lo que ocurría en realidad era que les estaba poniendo muy nerviosos porque estaba diciendo la verdad. Y no querían admitir que algo iba mal.
Ellos no lo aceptarían y ella ya les había dicho todo lo que pensaba, así que pensó que lo mejor era marcharse.
-No quiero acabar a malas con vosotros, así que me voy- anunció.
-Venga Nati ¿Quieres que quedemos la semana que viene un día y damos una vuelta o vamos al cine?- propuso Allison.
-No creo que pueda- la respondió mientras buscaba las llaves de su coche. Acababa de recordar dónde lo había aparcado.- He prometido que iría a escuchar un grupo nuevo de música.-
-¿Un grupo nuevo?-
-Sí, Reward- contestó, sonriendo por primera vez.- Están empezando pero son… especiales. Y les irá todo genial.-
Encontró las llaves, se despidió de sus tres amigos y se alejó de ellos.
En menos de dos minutos encontró su coche. Soltó el bolso y el osito en el asiento del copiloto y se puso el cinturón.
Las luces del cartel brillaban aún con verdadera fuerza, recortadas en la oscuridad del cielo nocturno y le hicieron sentir una agradable calidez por dentro.
Vio las letras invertidas sobre el cristal del parabrisas “Fun and laugh with family” y sonrió.
-El mejor lugar del universo para pasar tu cumpleaños- recitó apoyada sobre el volante. Miró el osito que le devolvió la sonrisa.- Desde luego que sí.-
Metió la llave en el contacto y arrancó.